Este viernes el gobierno ha aprobado definitivamente el famoso FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria), el fondo de rescate bancario para el, recuerden, sistema financiero más sólido del mundo. A falta de más detalles por parte del Ministro de Economía y Deportes, José Luis Rodríguez Zapatero, parece ser que el Gobierno dedicará una módica partida de 36000000000€ (treinta y seis mil millones de euros), es decir aproximadamente 5990000000000 ptas (cinco billones novecientos noventa mil millones de pesetas) para regalar dinero público que salve de la bancarrota a bancos y cajas en apuros.
Hay quien dice que está muy mal esto de que el Estado dé dinero para ayudar a la gran banca. Quizá. Pero no veo bien que sólo se critiquen los regalos a la banca. No, amiguitos progres, no: o somos ultraliberales en todo, o no vale. Si el gobierno del Psoe ha regalado dinero público a constructoras, inmobiliarias quebradas, ayuntamientos, parados sin prestación, fabricantes del sector de la automoción, instaladores de células solares o jóvenes que buscan un piso de alquiler, ¿por qué no va a regalar dinero también a los bancos? Si por Rodríguez Zapatero fuera, regalarían dinero a todo el mundo y todos contentos, le darían a la manivela de imprimir billetes y santas pascuas. Qué fortuna que estemos en la unión monetaria.
El caso de las ayudas al sector del automóvil es particularmente curioso: se supone que ahí el dinero público es para aumentar la competitividad de la industria española del automóvil. Si quieren ser más competitivos, ¿por qué no buscan socios inversores que crean en su negocio en lugar de buscar subvenciones a fondo perdido? En las subvenciones al sector bancario, al menos, el por qué de la creación del FROB es mucho más claro. Hay que regalar dinero a la banca para evitar que Emilio Botín necesite más ampliaciones de capital, para que Narcís Serra empiece a tapar agujeros en el marrón que tiene en Caixa Catalunya y para que La Caixa deje de colar a sus clientes más ingenuos participaciones preferentes a precios astronómicos. Pues nada, si para todos los demás hay subvenciones y a ningún socialdemócrata le parece mal, regalos a la banca sí, también. ¡Tó pal pueblo!
Hay quien dice que está muy mal esto de que el Estado dé dinero para ayudar a la gran banca. Quizá. Pero no veo bien que sólo se critiquen los regalos a la banca. No, amiguitos progres, no: o somos ultraliberales en todo, o no vale. Si el gobierno del Psoe ha regalado dinero público a constructoras, inmobiliarias quebradas, ayuntamientos, parados sin prestación, fabricantes del sector de la automoción, instaladores de células solares o jóvenes que buscan un piso de alquiler, ¿por qué no va a regalar dinero también a los bancos? Si por Rodríguez Zapatero fuera, regalarían dinero a todo el mundo y todos contentos, le darían a la manivela de imprimir billetes y santas pascuas. Qué fortuna que estemos en la unión monetaria.
El caso de las ayudas al sector del automóvil es particularmente curioso: se supone que ahí el dinero público es para aumentar la competitividad de la industria española del automóvil. Si quieren ser más competitivos, ¿por qué no buscan socios inversores que crean en su negocio en lugar de buscar subvenciones a fondo perdido? En las subvenciones al sector bancario, al menos, el por qué de la creación del FROB es mucho más claro. Hay que regalar dinero a la banca para evitar que Emilio Botín necesite más ampliaciones de capital, para que Narcís Serra empiece a tapar agujeros en el marrón que tiene en Caixa Catalunya y para que La Caixa deje de colar a sus clientes más ingenuos participaciones preferentes a precios astronómicos. Pues nada, si para todos los demás hay subvenciones y a ningún socialdemócrata le parece mal, regalos a la banca sí, también. ¡Tó pal pueblo!