martes, mayo 26, 2015

En el pecado llevan la penitencia

Como decía la última campaña de rebajas de El Corte Inglés, te lo mereces y lo sabes. El PP se lo merecía, pero no sé si España se lo merecía. Durante toda la legislatura, el gobierno ha estado parapetado detrás de mentiras, corruptelas, rectificaciones, evasivas, traiciones electorales y pantallas de plasma, mientras la extrema izquierda iba gradualmente marcando la agenda política y monopolizando el discurso. Hasta hace una semana, los populistas parecían mandar en las calles. Ahora, ya no solo van a campar a sus anchas en la calle sino también en los ayuntamientos más importantes del país.

El presidente del gobierno,

- que nos ha subido los impuestos hasta niveles supra-escandinavos, porque eso era más cómodo que reformar la administración ("¡Uf! ¡Qué lío!"),

- que lleva tres años tratando de disimular que el Partido Popular se ha dedicado a trincar durante dos décadas, porque peor sería reconocerlo y arrancar de cuajo toda la mala hierba ("¡Uf! ¡Qué lío!"),

- que ha preferido inhibirse y dejar que escampe ante flagrantes casos de violación de las leyes, tanto desde las instituciones -Artur Mas- como desde la caverna -Gamonal- ("¡Uf! ¡Qué lío!"),

- que ha preferido que entre todos devolvamos a los preferentistas el dinero que ellos habían perdido por no leerse los supercontratos que firmaban ("¡Uf! ¡Qué lío!"),

- que es candidato a retirarse a un monasterio budista tras su paso por Moncloa, por ser un excelente ejemplo del que no ve, no oye y, sobre todo, no habla ("¡Uf! ¡Qué lío!"),

- que cree que existen dos tipos de problemas: los que se arreglan solos y los que no tienen solución,

es un tipo que ayer compareció ante la prensa 24 HORAS DESPUÉS, Jesús qué tamaño esfuerzo, para valorar los resultados de las elecciones municipales y aseguró sin pestañear, incluso con cierto desdén, que no piensa aplicar ningún cambio.

No podemos decir que nos sorprenda. Lo que sí es más que sorprendente, no obstante, es que durante estos tres años nadie, absolutamente nadie en el Partido Popular haya alzado la voz para decir que el PP es un tránsfuga de sí mismo, para decir que el PP está haciendo exactamente lo contrario de lo que prometió, para decir que el PP tiene una política más socialdemócrata que Zapatero, más pusilánime que Chamberlain y más falsa que Judas. Nadie dice nada, todo el mundo quieto, salvo la sana excepción de Cayetana Álvarez de Toledo, no vaya a señalarlos con el dedo acusador el Gran Líder Supremo que todo lo controla aunque nunca habla. Esto ha pasado, todo el mundo ha callado, y ha sido sorprendente.

Pero lo que ya es inexplicable es que, tras la debacle, tras el formidable talegazo, después de haber sido desalojados del poder, sigan calladitos todos. Ya no es prudente estrategia sino idiocia consumada. Por culpa de Mariano Rajoy se han despeñado y el país está en manos de los perroflautas y el PSOE. Y siguen callados, "porque ya no hay tiempo", como esperando el desplome definitivo para pedir un cambio de rumbo. En el pecado llevan la penitencia.