domingo, agosto 31, 2008

"El que no vote, luego que no se queje"


Si por algo se caracterizan los progresistas más recalcitrantes es por su obsesión por modelar la población, por intentar que la sociedad civil piense, actúe y sea tal y como prescriben sus cánones estéticos. Ya saben, eso tan aparentemente inocente de "La política está para transformar la sociedad", frase que en España han repetido varias veces dos personas: este y este otro.

En esos modelos de sociedad perfecta, la participación siempre es muy alta en las convocatorias electorales. Una sociedad civil ajustada a los cánones estéticos progresistas siempre está satisfecha con sus instituciones e ilusionada con su clase política. Por lo tanto, no ha lugar a que alguien no quiera votar en unas elecciones: "Vota, participa. Y si no votas, ya sabes, luego no te quejes". ¿Cómo que no te quejes? ¿Por qué la abstención es una opción menos legítima que cualquier otra? ¿Por qué un ciudadano que paga sus impuestos, cumple con todas las normas y no se cuela en el metro no debe quejarse y debe estar peor visto por el poder si no vota porque no le da la gana?

"El que no vote que no se queje". Es una frase que ha aparecido en muchas campañas de cleptocracias sudamericanas, en la publicidad institucional del felipismo de finales de los 80 y, más recientemente, en las llamadas a la participación en el referendum del Estatuto de Cataluña ("el que no pots fer és callar", y más de la mitad de la población calló, desoyendo la autorizada voz del consejero de Relaciones Institucionales y Participación).

Cuando la participación es muy baja, suele haber un mensaje implícito hacia la clase política. Cansancio, básicamente. Y ese es el mensaje que quieren evitar a toda costa. Votaremos o no votaremos, pero cualquiera que sea nuestra conducta, será exactamente igual de respetable, y de libre.

viernes, agosto 29, 2008

Lo único llamativo de la pre-precampaña gallega


Los medios tenían la expectativa de que las elecciones gallegas fuesen adelantadas a este mes de octubre. Parecía que los principales aspirantes a la presidencia de la región, Emilio Pérez y Alberto Núñez, se iban a enfrentar a finales de octubre. Pero contra pronóstico, parece que el presidente gallego, Emilio Pérez, finalmente no va a adelantar las elecciones.

Eso al menos es lo que dice, y confieso mi perplejidad cuando leo los titulares y los entrecomillados que le atribuyen. El personaje, cuyas máximas gestas en los últimos tres años han consistido en impulsar las galescolas y acusar a la oposición de urdir una trama de pirómanos despechados, asegura simultáneamente que no adelantará las elecciones y que las adelantará al mes de marzo para que los intereses de Galicia no se vean contaminados por los intereses de las elecciones europeas, o algo así.

No sé para qué narices hay que adelantarlas. Hacer coincidir dos contiendas electorales en una misma jornada (autonómicas y europeas) sólo tiene ventajas: no molestamos dos veces a los sufridos ciudadanos a quienes les toca ser miembros de mesa, ahorramos dinero al hacer una única campaña electoral en lugar de dos, ahorramos energía al tener los colegios abiertos en domingo un día en lugar de dos, incluso le dejamos un fin de semana libre más a los interventores y apoderados.

La única motivación que tiene separar dos elecciones cercanas en el tiempo es algo así como el afán de protagonismo territorial, la primacía de unos supuestos intereses particulares y separados para Galicia, el regionalismo absurdo, que es lo mismo.

jueves, agosto 21, 2008

La portada vergonzosa de El Mundo




Sólo Pedrojota es capaz de semejante fechoría. Ahora resulta que la crisis de una compañía aérea desemboca en accidentes. ¡Cosas veredes!

El apasionante mundo de los spots electorales


Vengo de visitar una interesantísima exposición sobre spots electorales en el Palacio de la Virreina, que recomiendo encarecidamente a todo el que ande por Barcelona estos días. Es el espectáculo de la democracia televisiva, un porrón de anuncios electorales curiosos de los últimos 20 años.

Varios asuntos me han llamado la atención. Citaremos un par. Para empezar, he confirmado algo que había oído en boca de otros: el Partido Republicano de los Estados Unidos es, de todo el mundo, la organización que mejor sabe triturar a los candidatos contrarios. Sus spots son una máquina de destrucción personal de los adversarios. Dios, qué anuncios, qué lemas, qué imágenes, qué mensajes. Incluso para destruírse entre ellos, cuando aún son precandidatos en las primarias. Que se prepare Obama, y que aprendan aquí si alguien quiere que su próxima campaña electoral también sea realmente a la contra.

En segundo lugar, he visto cosas que no creerían, si no fuera porque Fernando Díaz Villanueva ya recoge una breve captura en su blog. Una pegadiza canción que he podido ver completa, con la que el PSC animaba a reelegir a Felipe González por tercera vez en 1989: No volvamos atrás, sigamos adelante [sigamos adelante comiendo marisco, supongo], el camino que hay a la derecha es el equivocado. Y ahí estaba Narcís Serra haciéndole ascos al frío capitalismo de la derecha antes de presidir Caixa Catalunya, rodeado de viejas glorias del proletariado, como Loles León, Ramoncín, Dyango o... Albert Boadella. Hay un momento que no aparece en el fragmento del link en el que Serra está literalmente abrazado a Boadella. Qué tiempos, qué imágenes. Ahora explican que Boadella ha derivado al lerrouxismo y al ultraderechismo, cuando probablemente el que menos ha cambiado de todos cuantos aparecen en ese vídeo es él.

En la muestra, además del famoso vídeo del doberman o de un jovencísimo, casi lactante, Alberto Ruiz-Gallardón, también hay unos cuantos spots institucionales que invitan a la participación: otro día hablaremos de su repugnante cantinela "Y si no votas... ¡luego no te quejes!, como si la abstención no fuese una opción exactamente igual de respetable que cualquier otra.

martes, agosto 19, 2008

El cascabel al gato autonómico


Una de las más cacareadas falacias acerca de la necesidad de un nuevo sistema de financiación autonómica es "La población ha aumentado". A repetir esta chorrada son especialmente aficionados los presidentes catalán y valenciano, Montilla y Camps, respectivamente.

Según explica ese dúo dinámico, el hecho de que el número de personas empadronadas en Cataluña y la Comunidad Valenciana haya aumentado en los últimos años ha provocado que estas dos regiones se hayan visto obligadas a gastar más dinero en servicios públicos que otras zonas de España, hecho que debe ser tenido en cuenta en la revisión del sistema de financiación.

Alguien debería avisar a José Montilla y a Francisco Camps de que el actual sistema de financiación ya tiene en cuenta la población. Si realmente lo desconocieran, a Montilla y a Camps les hubiera bastado con unos minutos para leer en qué consiste el método vigente. En virtud de la ley 21/2001 de 27 de diciembre, están cedida a las Comunidades Autónomas:

1) toda la recaudación de los siguientes tributos:

- impuesto sobre el Patrimonio (a extinguir este año, si Zapatero cumple sus promesas),
- impuesto sobre Sucesiones y Donaciones,
- impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados,
- tributos sobre el juego,
- impuesto especial sobre determinados medios de transporte,

y 2) una parte de la recaudación de los siguientes tributos:

- impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas,
- impuesto sobre el Valor Añadido,
- impuesto sobre la cerveza,
- impuesto sobre el vino y bebidas fermentadas,
- impuesto sobre Productos Intermedios,
- impuesto sobre el alcohol y bebidas derivadas,
- impuesto sobre Hidrocarburos,
- impuesto sobre las labores del tabaco,
- impuesto sobre la electricidad.

Por poner unos cuantos ejemplos, cualquiera puede entender que aquellas comunidades en las que habrá más ingresos por IRPF, más ingresos por IVA, más consumo de hidrocarburos, más bebedores de cerveza o más adictos al juego serán también aquellas en las que hay más población. Y obviamente si en una región de España ha aumentado notablemente el número de habitantes, también aumenta la recaudación, incluso la recaudación cedida a las comunidades autónomas.

En la misma Ley 21/2001 existen unos cuantos factores correctores, entre ellos un factor de corrección por población que hace referencia a los padrones de habitantes del año 1999. Si todos los problemas de Montilla y Camps se reducen a que ahora hay más catalanes y valencianos que antes, que pidan que donde pone 1999 diga 2007 y tan contentos todos.

Por supuesto, Montilla y Camps conocen esto y mucho más perfectamente. Lo conocen y saben que si la población aumenta, también aumenta la recaudación, y que lo único que realmente quieren es más dinero para poder gastar más. A ver quién es el listo que le pone el cascabel al gato y pide un adelgazamiento general del exacerbado gasto público de todas las autonomías.

sábado, agosto 09, 2008

Si hoy es día 9, los socialistas son unos mentirosos


El parón estival le permite a uno estar feliz y lejos, que es lo mismo. Aquí, desde el culo del mundo, las escasas noticias que recibo de Barcelona se me antojan más ridículas y ombliguistas que nunca, perfectamente autosubsistentes. Parece ser que hoy es 9 de agosto, y eso por lo visto es algo gravísimo: "¡Los socialistas han traicionado a los catalanes!", braman estos días los socialistas catalanes. Lo dicen de otra manera, más sibilina, pero todas sus declaraciones desde hace un mes quieren expresar eso: los socialistas han traicionado a los catalanes, y lo dicen los socialistas catalanes sin que se les caiga la cara de vergüenza.

Hace hoy exactamente dos años, entró en vigor el nuevo Estatuto de Cataluña. Entre las disposiciones más divertidas del texto, estaba el hecho de que la Comunidad Autónoma de Cataluña concediera al Estado español un plazo de dos años para que se gestase un nuevo sistema de financiación autonómica (esto es, un acuerdo sobre los impuestos que debe recaudar el Estado y los que debe recaudar la Comunidad Autónoma) y que ese nuevo sistema fuese aprobado tras un acuerdo bilateral Cataluña-España, con o sin concurso de las demás comunidades autónomas. El plazo expira hoy y no hay tal acuerdo.

Sin duda, aprobar algo con una fecha límite 9 de agosto, siendo como somos los españoles y estando casi todos (empezando por los ministros) retozando en la playa o en la montaña, ya da una idea de lo difícil del cumplimiento del plazo. Pero si además a ello añadimos el increíble escenario jurídico en el que una comunidad autónoma, es decir, una institución de rango obviamente inferior al conjunto del Estado, concede a todo el Estado un plazo para aprobar algo que además afecta al resto de comunidades, está claro que las condiciones son de difícil cumplimiento.

Durante años, el Partido Popular (ni eso, una parte del Partido Popular), junto con cuatro pesados que bien cabríamos en un ascensor, ha estado predicando en el desierto sobre la gilipollez que representa el Estatuto de Cataluña, sobre su desternillante redactado y sobre la flagrante reforma encubierta de la Constitución que significa. El resto de partidos catalanes, el 99% de los sindicatos, asociaciones, plataformas cívicas, hojas parroquiales y otros órganos constitucionales de representación popular han acusado noche y día al PP de anticatalán, de estar en contra de Cataluña, de hay que ver cómo odian a Cataluña, de que si gana Zapatero gana Cataluña, y patatín y patatán. Y ahora resulta que llega el 9 de agosto y lo que el PP venía proclamando desde hace dos años es cierto: los socialistas han engañado a los catalanes y el Estatuto es tan patético que, ni aunque se quiera, se puede cumplir. Como el ministro Solbes no está empadronado en Cataluña, no tiene por qué estar sometido al Estatuto. Y santas pascuas.

Por lo visto, hoy habrá una escenificación de protesta contra el gobierno socialista de Madrid promovido por el gobierno socialista de Barcelona. Hace falta tener la cara de cemento. Ya se apañarán. Pero que no se preocupen los del PSC si que alguna fracción significativa de ciudadanos va a castigar electoralmente a los socialistas por sus continuas mentiras, engaños y acusaciones de anticatalanismo: en los últimos tiempos los catalanes ya llevamos un largo historial que demuestra que somos capaces de tragar absolutamente con todo, todo, todo. Ahí tienen a la ministra Álvarez manteniendo su cargo tras el 9-M.