jueves, agosto 21, 2008

El apasionante mundo de los spots electorales


Vengo de visitar una interesantísima exposición sobre spots electorales en el Palacio de la Virreina, que recomiendo encarecidamente a todo el que ande por Barcelona estos días. Es el espectáculo de la democracia televisiva, un porrón de anuncios electorales curiosos de los últimos 20 años.

Varios asuntos me han llamado la atención. Citaremos un par. Para empezar, he confirmado algo que había oído en boca de otros: el Partido Republicano de los Estados Unidos es, de todo el mundo, la organización que mejor sabe triturar a los candidatos contrarios. Sus spots son una máquina de destrucción personal de los adversarios. Dios, qué anuncios, qué lemas, qué imágenes, qué mensajes. Incluso para destruírse entre ellos, cuando aún son precandidatos en las primarias. Que se prepare Obama, y que aprendan aquí si alguien quiere que su próxima campaña electoral también sea realmente a la contra.

En segundo lugar, he visto cosas que no creerían, si no fuera porque Fernando Díaz Villanueva ya recoge una breve captura en su blog. Una pegadiza canción que he podido ver completa, con la que el PSC animaba a reelegir a Felipe González por tercera vez en 1989: No volvamos atrás, sigamos adelante [sigamos adelante comiendo marisco, supongo], el camino que hay a la derecha es el equivocado. Y ahí estaba Narcís Serra haciéndole ascos al frío capitalismo de la derecha antes de presidir Caixa Catalunya, rodeado de viejas glorias del proletariado, como Loles León, Ramoncín, Dyango o... Albert Boadella. Hay un momento que no aparece en el fragmento del link en el que Serra está literalmente abrazado a Boadella. Qué tiempos, qué imágenes. Ahora explican que Boadella ha derivado al lerrouxismo y al ultraderechismo, cuando probablemente el que menos ha cambiado de todos cuantos aparecen en ese vídeo es él.

En la muestra, además del famoso vídeo del doberman o de un jovencísimo, casi lactante, Alberto Ruiz-Gallardón, también hay unos cuantos spots institucionales que invitan a la participación: otro día hablaremos de su repugnante cantinela "Y si no votas... ¡luego no te quejes!, como si la abstención no fuese una opción exactamente igual de respetable que cualquier otra.