jueves, abril 28, 2011

La facultad de Ciencias Políticas y Estalinistas de la UCM




Pues qué quieren que les diga, a mí me parece muy mal que la Comunidad de Madrid exija que ese cartel de apoyo al terrorista Troitiño sea retirado. Debería mantenerse ahí colgado siempre, pegado con superglue para toda la eternidad, para que generaciones y generaciones de estudiantes sepan cuánto hijo de puta llegó a haber suelto por las universidades españolas a principios del siglo XXI.

jueves, abril 21, 2011

Sindicalistas de bata blanca


Hay un grupito de trabajadores del hospital del Mar y del hospital Vall d'Hebron de Barcelona que han encontrado divertido dedicarse a cortar, prácticamente a diario, las rondas del litoral y de Dalt respectivamente, a la altura de sus hospitales. Las rondas son pseudoautovías limitadas a 80 km/h que circundan Barcelona, y el acceso a peatones, bicicletas y ciclomotores está prohibido.

Los trabajadores sanitarios entran y literalmente se tiran delante de los coches con la certeza de que los conductores frenarán bruscamente y evitarán atropellarles, hasta que algún día haya un atropello o un frenazo brusco cause una colisión gracias al heroico sindicalismo de este puto país. La guardia urbana de Barcelona sabe que los trabajadores están entrando cada día en las rondas, pero en las protestas sólo aparecen periodistas.

Lo más grave de todo es que esto a la mayoría de gente le parece normal y encomiable. Los trabajadores del sector sanitario se deben creer que tienen bula divina y no pueden ser despedidos como si fueran arquitectos, informáticos o cajeras del súper cualesquiera. A mí me importa lo mismo que despidan a la dependienta del bar de la esquina que a una enfermera, que no tiene ningún privilegio más por ser personal sanitario y si estamos en crisis, la crisis es igual para todos.

No me importa lo más mínimo que despidan a esos cafres que se creen que tienen derecho a cortar la vía pública para defender sus intereses particulares. No quiero pensar qué pasará cuando, cualquier día de estos, algún conductor que circule tranquilamente a 80 km/h por la ronda de Dalt no pueda reaccionar a tiempo y mate a un cerdo sindicalista de estos; encima querrán echarle la culpa al conductor por no prever que en este país hay cierto tipo de personas que tienen derecho a pasear por zonas teóricamente prohibidas a peatones.

Y mientras tanto, la guardia urbana de Barcelona pasa olímpicamente. Dirigida por el PSC local, tiene órdenes de laissez faire para que vayan arreciando las protestas contra los recortes convergentes. Recortes convergentes que, paradójicamente, son consecuencia del dispendio del PSC.