Este jueves tengo que asistir a un acto en el Aula Magna de la Universidad de Barcelona. Cuál no sería mi sorpresa esta mañana al recibir un correo de un organismo de la universidad, que reza tal que así:
"Les comunicamos que, desafortunadamente, no podrán acceder al Aula Magna a través de la entrada principal al edificio de la Universidad Central. Debido a la protesta de los estudiantes en contra del Plan Bolonia, algunas instalaciones de la Universidad han sido ocupadas, entre ellas el acceso principal. [...] Para poder llegar al Aula Magna sin obstrucciones, deberán [...]. Una vez ahí, pulsen el timbre y el personal les explicará cómo acceder al Aula Magna. [...] Como consecuencia de las protestas, la copa de cava posterior al acto también ha sido suspendida."
Estupendo. Una panda de iletrados se ha instalado con sus esterillas a lo largo y ancho del edificio central de la Universidad de Barcelona, clamando contra los nuevos planes del espacio europeo de educación superior que ni siquiera conocen, y reclamando permanecer en la ignorancia con los sistemas actuales. En lugar de exigir a la policía el desalojo, al rectorado no se le ocurre otro remedio que explicar a los asistentes cómo llegar al Aula Magna a escondidas, poco menos que a través de pasadizos secretos. Enhorabuena.
Es vergonzoso que, para no quedar como una institución fascistoide, ni la Universidad de Barcelona ni ninguna otra universidad española insten al imperio de la Ley, a la policía, a que ejerza su autoridad democrática para mandar a su casa a personas que ocupan (¡y se instalan, se quedan a dormir!) lugares que son de todos. Si yo me montara mi tienda de campaña en la biblioteca de mi barrio, supongo que no tardarían ni dos minutos en llamar a la guardia urbana: la diferencia radicaría en que los boloñeses lo hacen en nombre de la defensa de no sé qué derechos y no sé cuántas amenazas a la universidad pública.
A los rectores y prebostes diversos de la UB ya les está bien que les hayan ocupado los edificios, dicho sea de paso. Ellos mismos, hace ahora siete años, instaban y aplaudían a los sindicatos de estudiantes para que se quedaran a dormir en las facultades en señal de protesta contra la Ley Orgánica de Universidades de Pilar del Castillo. Pues mira, ahora que se fastidien, donde las dan las toman.
"Les comunicamos que, desafortunadamente, no podrán acceder al Aula Magna a través de la entrada principal al edificio de la Universidad Central. Debido a la protesta de los estudiantes en contra del Plan Bolonia, algunas instalaciones de la Universidad han sido ocupadas, entre ellas el acceso principal. [...] Para poder llegar al Aula Magna sin obstrucciones, deberán [...]. Una vez ahí, pulsen el timbre y el personal les explicará cómo acceder al Aula Magna. [...] Como consecuencia de las protestas, la copa de cava posterior al acto también ha sido suspendida."
Estupendo. Una panda de iletrados se ha instalado con sus esterillas a lo largo y ancho del edificio central de la Universidad de Barcelona, clamando contra los nuevos planes del espacio europeo de educación superior que ni siquiera conocen, y reclamando permanecer en la ignorancia con los sistemas actuales. En lugar de exigir a la policía el desalojo, al rectorado no se le ocurre otro remedio que explicar a los asistentes cómo llegar al Aula Magna a escondidas, poco menos que a través de pasadizos secretos. Enhorabuena.
Es vergonzoso que, para no quedar como una institución fascistoide, ni la Universidad de Barcelona ni ninguna otra universidad española insten al imperio de la Ley, a la policía, a que ejerza su autoridad democrática para mandar a su casa a personas que ocupan (¡y se instalan, se quedan a dormir!) lugares que son de todos. Si yo me montara mi tienda de campaña en la biblioteca de mi barrio, supongo que no tardarían ni dos minutos en llamar a la guardia urbana: la diferencia radicaría en que los boloñeses lo hacen en nombre de la defensa de no sé qué derechos y no sé cuántas amenazas a la universidad pública.
A los rectores y prebostes diversos de la UB ya les está bien que les hayan ocupado los edificios, dicho sea de paso. Ellos mismos, hace ahora siete años, instaban y aplaudían a los sindicatos de estudiantes para que se quedaran a dormir en las facultades en señal de protesta contra la Ley Orgánica de Universidades de Pilar del Castillo. Pues mira, ahora que se fastidien, donde las dan las toman.