Dijeron que el PP es la derecha extrema, que está contra la paz en el País Vasco, que era corresponsable de los muertos civiles de Irak y de los atentados del 11-M. Dijeron que el PP aprovechaba electoralmente los atentados etarras, que el PP es facha, que el PP es antidemocrático.
Y ahora que todos y cada uno de los proyectos de José Luis Rodríguez Zapatero han fracasado (los campeones energéticos, el Estatuto de Cataluña, el pleno empleo, la vivienda pa'tós, la vertebración de España a través del pacto con todos los nacionalismos periféricos, el Parlamento como centro de la vida política, la despolitización de la justicia, la mejora de la educación, etcétera), ahora que el gobierno del Psoe es ya sólo un conjunto de tipos exangües, la mitad de los cuales están deseando dejar de ser ministros, ahora resulta que el Partido Popular tiene que salvar al Psoe pactando en el País Vasco y arrimando el hombro en Madrid para que la crisis no nos lleve a todos por delante. Ahora resulta que los que eran unos fachas, unos belicistas, unos cavernarios tienen que ayudar al presidente del gobierno porque se ha quedado sin socios fiables o porque sus socios ya no se fían de él.
El apoyo del Partido Popular al candidato socialista vasco Francisco Javier López es necesario. Necesario pero repugnante. Si no fuera por la necesidad de regeneración democrática en el País Vasco y porque lo que está en juego es la libertad de miles de vascos, habría que dejar que los socialistas se comieran su propia altanería. ¿No querían aislar al PP?
Y ahora que todos y cada uno de los proyectos de José Luis Rodríguez Zapatero han fracasado (los campeones energéticos, el Estatuto de Cataluña, el pleno empleo, la vivienda pa'tós, la vertebración de España a través del pacto con todos los nacionalismos periféricos, el Parlamento como centro de la vida política, la despolitización de la justicia, la mejora de la educación, etcétera), ahora que el gobierno del Psoe es ya sólo un conjunto de tipos exangües, la mitad de los cuales están deseando dejar de ser ministros, ahora resulta que el Partido Popular tiene que salvar al Psoe pactando en el País Vasco y arrimando el hombro en Madrid para que la crisis no nos lleve a todos por delante. Ahora resulta que los que eran unos fachas, unos belicistas, unos cavernarios tienen que ayudar al presidente del gobierno porque se ha quedado sin socios fiables o porque sus socios ya no se fían de él.
El apoyo del Partido Popular al candidato socialista vasco Francisco Javier López es necesario. Necesario pero repugnante. Si no fuera por la necesidad de regeneración democrática en el País Vasco y porque lo que está en juego es la libertad de miles de vascos, habría que dejar que los socialistas se comieran su propia altanería. ¿No querían aislar al PP?