La financiación de la Iglesia Católica española vía impuestos directos es uno de los mecanismos más ingeniosos que se hayan concebido, ideado originariamente por uno de los primeros gobiernos de Felipe González. Para ser políticamente correctos, avanzar en la aconfesionalidad del Estado y todas estas cosas, se incluyó posteriormente la posibilidad de financiar también a "otros fines de interés social", se supone que para organizaciones no gubernamentales (que, en el momento de recibir un solo euro del gobierno, ya pasan a ser gubernamentales, digo yo), fundaciones filantrópicas o plataformas de apoyo al pueblo palestino.
Si alguna ventaja tiene la casilla de la iglesia católica, es que al menos se conoce a dónde va a parar el dinero, porque vaya usted a saber qué causas de distinto pelaje o a qué caraduras estará financiando aportando el 0.7 por ciento de su cuota líquida a "otros fines de interés social". Nuestro imaginativo gobierno bien podría proponer, en un ejercicio de transparencia, la inclusión de otras posibilidades de financiación más específicas que ese inane "otros fines", verbigratia:
- Una casilla para fines inmobiliarios, para que el Instituto de Crédito Oficial pueda, finalmente, cubrir las pérdidas de constructoras e intermediarios imprudentes con el dinero de todos los españoles.
- Una casilla para fines abertzales, por si el Psoe vuelve a pactar con Eta la inclusión de las Nekanes y acólitos en las próximas elecciones al parlamento vasco, y así seguimos financiando el terrorismo con el dinero de todos los españoles.
- Una casilla para fines petrolíferos, por si el gobierno decide subvencionar a pescadores, taxistas, agricultores y transportistas para que entre todos les paguemos la subida del carburante.
- Una casilla para fines burocráticos, para que el tripartito catalán pueda seguir autosolicitándose informes sobre el tablero del parchís, el aleteo del colibrí o la seguridad ciudadana en China a 11999 euros la pieza.
Se admiten otras sugerencias.
Si alguna ventaja tiene la casilla de la iglesia católica, es que al menos se conoce a dónde va a parar el dinero, porque vaya usted a saber qué causas de distinto pelaje o a qué caraduras estará financiando aportando el 0.7 por ciento de su cuota líquida a "otros fines de interés social". Nuestro imaginativo gobierno bien podría proponer, en un ejercicio de transparencia, la inclusión de otras posibilidades de financiación más específicas que ese inane "otros fines", verbigratia:
- Una casilla para fines inmobiliarios, para que el Instituto de Crédito Oficial pueda, finalmente, cubrir las pérdidas de constructoras e intermediarios imprudentes con el dinero de todos los españoles.
- Una casilla para fines abertzales, por si el Psoe vuelve a pactar con Eta la inclusión de las Nekanes y acólitos en las próximas elecciones al parlamento vasco, y así seguimos financiando el terrorismo con el dinero de todos los españoles.
- Una casilla para fines petrolíferos, por si el gobierno decide subvencionar a pescadores, taxistas, agricultores y transportistas para que entre todos les paguemos la subida del carburante.
- Una casilla para fines burocráticos, para que el tripartito catalán pueda seguir autosolicitándose informes sobre el tablero del parchís, el aleteo del colibrí o la seguridad ciudadana en China a 11999 euros la pieza.
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