domingo, enero 25, 2009

La torpeza de unos y la destreza de otros


La historia esta de los espías de Madrid no deja de ser una comedia de enredo en la que no está claro quién dice la verdad y quién sabe más de lo que dice. Lo que sí está claro es que la legendaria torpeza del Partido Popular sólo es comparable a la genuina destreza socialista para manejar los tiempos, destapar conjuras y focalizar la atención del personal mientras vamos camino de los cuatro millones de parados y la única respuesta gubernamental es recomendar la compra de productos españoles.

La historia de los espías prueba, una vez más, hasta dónde llega el poder de las comunidades autónomas, y no me refiero a una eventual responsabilidad de alguien de la Comunidad de Madrid en el asunto: me refiero a la imposibilidad, por parte de la dirección nacional del PP, de llamar a capítulo a su lideresa autonómica, forzar alguna dimisión o coordinar alguna respuesta conjunta. Aquí los presidentes autonómicos -todos- tienen más poder que los líderes nacionales de sus partidos, cada uno defiende su parcela de poder territorial y del conjunto de España no se preocupa nadie. Preocuparse por toda España debe ser demasiado facha. Y preocuparse por las consecuencias que las luchas de poder regional tienen en la solidez de un partido de ámbito español debe ser demasiado difícil.


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Si El País tiene grabaciones con cámara oculta de un consejero de la Comunidad de Madrid y relatos por escrito acerca de los movimientos de un exconsejero y de un concejal, o los ha espiado el propio periódico o los ha obtenido de alguien. Dado que no me imagino a Janli Cebrián grabando con cámara oculta a Ignacio González en la República Dominicana, lo más plausible es que alguien haya facilitado a El País ese material. Si saben quién ha practicado realmente los seguimientos, ¿por qué sólo insinúan quién ha sido?