miércoles, noviembre 24, 2010

Postales electorales (III): Alicia Sánchez-Camacho




La candidata popular, Alicia Fernández Díaz, tiene una trayectoria política bastante curiosa. Se afilió al PP catalán cuando hubo deserciones masivas de militantes, allá por 1996, cuando Aznar pactó con Pujol y se deshizo de Aleix Fernández Díaz. Tan masivas fueron esas deserciones que le pidieron ser cabeza de lista por Girona en las elecciones autonómicas de 1999, porque no tenían a quién poner.

Después, en las generales de 2004, se intentó colocarla como cabeza de lista por Barcelona pero el aparato de los hermanos Jorge y Alberto Fernández Díaz lo impidió y fue de número 5. Cuatro años después fue cabeza de lista por Girona a las generales, pero no obtuvo escaño y pasó al Senado tras la renuncia del entonces presidente interino del PP catalán, Daniel Fernández Díaz, que había sustituído al reputado centrista Josep Fernández Díaz. En ese mismo 2008, en verano, el mismo aparato del partido que antes no la veía con buenos ojos la escogió como candidata de consenso entre Daniel Fernández Díaz y Alberto Fernández Díaz, desactivando así a Montserrat Nebrera.

Y con todo ese ir y venir, Alicia Fernández Díaz lleva dos años y medio en la presidencia del PP catalán. Es una candidata con currículum y con una pinta de empollona con la lección aprendida de casa que quizá le perjudica. El PP catalán tiene tres problemas en estas elecciones autonómicas: uno, que la mitad de sus votantes tradicionales (como le ocurre al PSC) pasan de todo lo que tiene que ver con Cataluña y sólo votan en las elecciones generales; dos, que un sector importante de la otra mitad no traga a José Montilla hasta el punto de querer votar directamente a Artur Mas; y tres, que los que quedan, a lo mejor les da por votar a Ciutadans.
Así que el PP se queda entre la espada, la pared y la abstención. Ya pueden presentar al candidato que quieran, que mientras no logren un resorte atractivo e ilusionante que movilice a su electorado, no tendrán votos en las autonómicas. Y que conste que yo les voy a votar el domingo. Y no, yo tampoco sé cómo demonios se encuentra ese resorte.