La inteligencia nunca abunda en la militancia de los partidos políticos, y no digamos ya en los aparatos directivos, pero aun así es asombroso ver cuán torpes son en Convergència i Unió. Sea:
1) Durante todo el verano, y sobre todo en las tres últimas semanas, hemos asistido en Cataluña a un despliegue de retórica nacionalista jamás visto, al menos hasta donde mi memoria (que es limitada) me deja recordar. Sucesos fortuitos como el apagón de Barcelona o problemas que han aparecido como consecuencia de la idiocia planificadora de las obras del Ave, han sido aprovechados por todos los partidos políticos catalanes (con la honrosa excepción del Pp y de lo que hasta hace unos meses también era un pequeño partido y ahora es un nosesabequé) para poner de relieve una supuesta conspiración anticatalana que hace rebosar de inversiones (así, inversiones en general) a Madrit en detrimento de Cataluña. Con tal de sujetarse al victimismo, se ha propuesto una desconexión de España, una huelga fiscal o un referendum de autodeterminación para el once de septiembre de 2014. Plataformas repletas de funcionarios de partido o asociaciones subvencionadas por la Generalitat han aflorado como setas en cuestión de dos, tres semanas, no más.
2) En las últimas elecciones autonómicas catalanas (noviembre de 2006), caracterizadas por cierto por una altísima abstención, Esquerra Republicana de Carod obtuvo unos resultados ligeramente peores que los de 2003: 21 diputados frente a los 23 anteriores. Contra pronóstico, Esquerra entregó la presidencia del gobierno regional a José Montilla, lo cual fue visto por no pocos nacionalistas catalanes como una traición: un cordobés gobernando Cataluña gracias a los votos de los independentistas. Esa (según ellos) traición, unida al evidente cansancio de unas fuerzas de izquierda que actualmente controlan TODO en Cataluña, hizo que Esquerra se pegara un espectacular lechugazo electoral en las municipales de mayo de 2007. Lechugazo electoral sólo maquillado por el hecho de que el PP catalán se diera un hostión todavía mayor que ERC.
3) En Esquerra han hecho funcionar las neuronas y han pensado: "¡Ahí va! ¿Y ahora qué hacemos para no quedar en ridículo en las elecciones generales, donde con estos resultados podríamos pasar de 8 diputados a 2?". Y la conclusión a la que han llegado es evidente: una ofensiva nacionalista con palabras y hechos tan contundentes como podamos, que total Montilla no se va a quejar.
4) Ignoro cuál va a ser el resultado de esta estrategia de ERC, pero sí hemos visto cuál ha sido la reacción de Convergència i Unió, siempre tan atinada: imitar a Esquerra, lo cual sólo va a favorecer a Esquerra. En su afán por mostrarse exactamente como es, Artur Mas está dando apoyo a todos los movimientos soberanistas (o sea, independentistas) que están apareciendo en el entorno de su partido, lo cual le va a llevar a perder buena parte de su electorado desmotivado no independentista, que es bastante. Él sabrá: ya hizo algo muy parecido en las elecciones europeas de 2004, y consiguió que CiU fuese la heroica tercera fuerza política de Cataluña, por detrás del Partido Popular.
En los cuarteles generales de los partidos nacionales deberían tomar buena nota de las líneas estratégicas y la verdadera actitud de los nacionalistas periféricos. No se puede pactar, en aras de la gobernabilidad de un país, con quienes persiguen la secesión de una parte del país y la destrucción del gran pacto civil de 1978. A la larga, a Pp y a Psoe (no a este Psoe, obviamente) no les quedará otra alternativa que entenderse.
1) Durante todo el verano, y sobre todo en las tres últimas semanas, hemos asistido en Cataluña a un despliegue de retórica nacionalista jamás visto, al menos hasta donde mi memoria (que es limitada) me deja recordar. Sucesos fortuitos como el apagón de Barcelona o problemas que han aparecido como consecuencia de la idiocia planificadora de las obras del Ave, han sido aprovechados por todos los partidos políticos catalanes (con la honrosa excepción del Pp y de lo que hasta hace unos meses también era un pequeño partido y ahora es un nosesabequé) para poner de relieve una supuesta conspiración anticatalana que hace rebosar de inversiones (así, inversiones en general) a Madrit en detrimento de Cataluña. Con tal de sujetarse al victimismo, se ha propuesto una desconexión de España, una huelga fiscal o un referendum de autodeterminación para el once de septiembre de 2014. Plataformas repletas de funcionarios de partido o asociaciones subvencionadas por la Generalitat han aflorado como setas en cuestión de dos, tres semanas, no más.
2) En las últimas elecciones autonómicas catalanas (noviembre de 2006), caracterizadas por cierto por una altísima abstención, Esquerra Republicana de Carod obtuvo unos resultados ligeramente peores que los de 2003: 21 diputados frente a los 23 anteriores. Contra pronóstico, Esquerra entregó la presidencia del gobierno regional a José Montilla, lo cual fue visto por no pocos nacionalistas catalanes como una traición: un cordobés gobernando Cataluña gracias a los votos de los independentistas. Esa (según ellos) traición, unida al evidente cansancio de unas fuerzas de izquierda que actualmente controlan TODO en Cataluña, hizo que Esquerra se pegara un espectacular lechugazo electoral en las municipales de mayo de 2007. Lechugazo electoral sólo maquillado por el hecho de que el PP catalán se diera un hostión todavía mayor que ERC.
3) En Esquerra han hecho funcionar las neuronas y han pensado: "¡Ahí va! ¿Y ahora qué hacemos para no quedar en ridículo en las elecciones generales, donde con estos resultados podríamos pasar de 8 diputados a 2?". Y la conclusión a la que han llegado es evidente: una ofensiva nacionalista con palabras y hechos tan contundentes como podamos, que total Montilla no se va a quejar.
4) Ignoro cuál va a ser el resultado de esta estrategia de ERC, pero sí hemos visto cuál ha sido la reacción de Convergència i Unió, siempre tan atinada: imitar a Esquerra, lo cual sólo va a favorecer a Esquerra. En su afán por mostrarse exactamente como es, Artur Mas está dando apoyo a todos los movimientos soberanistas (o sea, independentistas) que están apareciendo en el entorno de su partido, lo cual le va a llevar a perder buena parte de su electorado desmotivado no independentista, que es bastante. Él sabrá: ya hizo algo muy parecido en las elecciones europeas de 2004, y consiguió que CiU fuese la heroica tercera fuerza política de Cataluña, por detrás del Partido Popular.
En los cuarteles generales de los partidos nacionales deberían tomar buena nota de las líneas estratégicas y la verdadera actitud de los nacionalistas periféricos. No se puede pactar, en aras de la gobernabilidad de un país, con quienes persiguen la secesión de una parte del país y la destrucción del gran pacto civil de 1978. A la larga, a Pp y a Psoe (no a este Psoe, obviamente) no les quedará otra alternativa que entenderse.