Es una ardua tarea dar una definición precisa y acotada de qué es el zapaterismo. Algunos intentos:
1) El zapaterismo consiste en prometer lo contrario de lo que se hace. Por ejemplo, anunciar que en el programa electoral del Psoe no constará la voluntad de negociar con Eta, como si sí hubiera constado en el programa electoral de 2004.
2) El zapaterismo consiste en creer que para que algo no ocurra, basta con decir que no ocurrirá. Por ejemplo, afirmar solemnemente que España estará a salvo de una eventual crisis de liquidez.
3) El zapaterismo consiste en creer que gobernar es sinónimo de ocupar un cargo en el gobierno y dejar que los acontecimientos vayan fluyendo. Por ejemplo, explicar que es necesario poner nuevos objetivos, que hay que terminar el comienzo de la Nueva Economía o que hay que poner énfasis desde la perspectiva regional y desde la perspectiva internacional.
4) El zapaterismo consiste en perseguir la destrucción política y personal del adversario. Por ejemplo, ser capaz de pactar la ruptura de la Constitución para satisfacer a quienes desean triturar la única garantía de libertad e igualdad entre todos los ciudadanos con tal de que ello sirva para intentar expulsar del sistema al único partido de la oposición.
5) El zapaterismo consiste en ser gafe. Ségolène, Ségolène, los primeros en Europa, la France vote Güí, la Merkel es una fracasada, Kerry presidente, dentro de un año estaremos mucho mejor que hoy, te voy a regalar una Euskadi en paz.
6) El zapaterismo consiste en cumplir escrupulosamente lo previsto por el principio de Peter. Por ejemplo, nombrar a Joan Clos como ministro de Industria, a Maleni Álvarez como ministra de Cemento, a Miguel Ángel Moratinos como ministro de Exteriores, a Elena Espinosa [¿alguien ha visto a esta mujer alguna vez en los últimos 24 meses?] como ministra de Agricultura, a Carmen Dixie como vicepresidente del Congreso o a Pepiño Blanco como número 2 del Psoe.
7) El zapaterismo consiste en comenzar a padecer síndrome de La Moncloa (una afección que generalmente tarda unos 6-8 años en incubarse) en apenas unos meses, tiempo record. Por ejemplo, convocar un innecesario referendum sobre la Constitución Europea sólo porque se está seguro de que se va a salir cómodamente victorioso, anunciar mensualmente los resultados favorables de empleo con días de antelación respecto de la publicación oficial de los datos, o ser capaz de gobernar el Psoe con una guillotina a prueba de críticos que ni en los mejores tiempos de Alfonso Guerra.
8) El zapaterismo consiste en llamar progreso, nuevas libertades y nuevos derechos a auténticas aberraciones totalitarias. Por ejemplo, proclamar como progresista la confección de listas electorales paritarias, es decir, con restricciones en función de los genitales de los candidatos.
9) El zapaterismo consiste en carecer de un mínimo de escrúpulos y delicadeza. Por ejemplo, te entiendo porque los franquistas mataron a mi abuelo, seguro que marchó allí para comprarse el coche.
El zapaterismo es Zapatero y Zapatero es exactamente lo que parece. Sólo hay algo casi tan patético como José Luis Rodríguez Zapatero: un votante suyo, de los convencidos.
1) El zapaterismo consiste en prometer lo contrario de lo que se hace. Por ejemplo, anunciar que en el programa electoral del Psoe no constará la voluntad de negociar con Eta, como si sí hubiera constado en el programa electoral de 2004.
2) El zapaterismo consiste en creer que para que algo no ocurra, basta con decir que no ocurrirá. Por ejemplo, afirmar solemnemente que España estará a salvo de una eventual crisis de liquidez.
3) El zapaterismo consiste en creer que gobernar es sinónimo de ocupar un cargo en el gobierno y dejar que los acontecimientos vayan fluyendo. Por ejemplo, explicar que es necesario poner nuevos objetivos, que hay que terminar el comienzo de la Nueva Economía o que hay que poner énfasis desde la perspectiva regional y desde la perspectiva internacional.
4) El zapaterismo consiste en perseguir la destrucción política y personal del adversario. Por ejemplo, ser capaz de pactar la ruptura de la Constitución para satisfacer a quienes desean triturar la única garantía de libertad e igualdad entre todos los ciudadanos con tal de que ello sirva para intentar expulsar del sistema al único partido de la oposición.
5) El zapaterismo consiste en ser gafe. Ségolène, Ségolène, los primeros en Europa, la France vote Güí, la Merkel es una fracasada, Kerry presidente, dentro de un año estaremos mucho mejor que hoy, te voy a regalar una Euskadi en paz.
6) El zapaterismo consiste en cumplir escrupulosamente lo previsto por el principio de Peter. Por ejemplo, nombrar a Joan Clos como ministro de Industria, a Maleni Álvarez como ministra de Cemento, a Miguel Ángel Moratinos como ministro de Exteriores, a Elena Espinosa [¿alguien ha visto a esta mujer alguna vez en los últimos 24 meses?] como ministra de Agricultura, a Carmen Dixie como vicepresidente del Congreso o a Pepiño Blanco como número 2 del Psoe.
7) El zapaterismo consiste en comenzar a padecer síndrome de La Moncloa (una afección que generalmente tarda unos 6-8 años en incubarse) en apenas unos meses, tiempo record. Por ejemplo, convocar un innecesario referendum sobre la Constitución Europea sólo porque se está seguro de que se va a salir cómodamente victorioso, anunciar mensualmente los resultados favorables de empleo con días de antelación respecto de la publicación oficial de los datos, o ser capaz de gobernar el Psoe con una guillotina a prueba de críticos que ni en los mejores tiempos de Alfonso Guerra.
8) El zapaterismo consiste en llamar progreso, nuevas libertades y nuevos derechos a auténticas aberraciones totalitarias. Por ejemplo, proclamar como progresista la confección de listas electorales paritarias, es decir, con restricciones en función de los genitales de los candidatos.
9) El zapaterismo consiste en carecer de un mínimo de escrúpulos y delicadeza. Por ejemplo, te entiendo porque los franquistas mataron a mi abuelo, seguro que marchó allí para comprarse el coche.
El zapaterismo es Zapatero y Zapatero es exactamente lo que parece. Sólo hay algo casi tan patético como José Luis Rodríguez Zapatero: un votante suyo, de los convencidos.