El nivel de servilismo a la causa nacionalista de Televisió de Catalunya, S.A. se mantiene exactamente en el mismo nivel de inmoralidad desde su fundación en 1983. Hoy, Navidad, también.
Nadal a tres bandes, una caspogala navideña en la que maestros del billar compiten en hacer truculencias y virtuosismos diversos, ha incorporado "la carambola de l'Estatut", textual. Cuatro figuras de los líderes del cuadripartito, Maragall, Mas, Carod y Saura, sostienen cuatro bolas de billar que debían ser derribadas. En una tribuna imaginaria, figuras del príncipe Felipe y del presidente Rodríguez, entre otros.
Tras recomendar teatralmente "Compte amb el president!" refiriéndose a la figura de Maragall, el caspopresentador anuncia: "Esta jugada del Estatut ha concertado mucha expectación..." y se oye un audio de la cadena Cope, con críticas de Jiménez Losantos al nacionalismo catalán. El público comenza a silbar, los invitados en plató ponen caras raras y el caspopresentador zanja: "¡¡Por favor!! ¡Hoy Cope no! ¡Queremos paz!".
Es abominable, y a la vez revelador, ese recordatorio diario que la televisión pública catalana nos hace, de distintas maneras, a todos los que renegamos del nacionalismo: hoy, Cope no, queremos paz. Los que no queremos saber nada del Estatuto (del caspoestatuto, a este paso) somos apestados sociales en TV3. En contraste, un acogedor ¡Queremos paz! para esa gran mayoría de ciudadanos que acuden, mansos y sumisos, a ese engendro totalizante llamado nacionalismo. Cataluña necesita una catarsis social que desinfecte la clase política y zarandee las conciencias ciudadanas. Y de paso, que elimine las caspogalas.
Nadal a tres bandes, una caspogala navideña en la que maestros del billar compiten en hacer truculencias y virtuosismos diversos, ha incorporado "la carambola de l'Estatut", textual. Cuatro figuras de los líderes del cuadripartito, Maragall, Mas, Carod y Saura, sostienen cuatro bolas de billar que debían ser derribadas. En una tribuna imaginaria, figuras del príncipe Felipe y del presidente Rodríguez, entre otros.
Tras recomendar teatralmente "Compte amb el president!" refiriéndose a la figura de Maragall, el caspopresentador anuncia: "Esta jugada del Estatut ha concertado mucha expectación..." y se oye un audio de la cadena Cope, con críticas de Jiménez Losantos al nacionalismo catalán. El público comenza a silbar, los invitados en plató ponen caras raras y el caspopresentador zanja: "¡¡Por favor!! ¡Hoy Cope no! ¡Queremos paz!".
Es abominable, y a la vez revelador, ese recordatorio diario que la televisión pública catalana nos hace, de distintas maneras, a todos los que renegamos del nacionalismo: hoy, Cope no, queremos paz. Los que no queremos saber nada del Estatuto (del caspoestatuto, a este paso) somos apestados sociales en TV3. En contraste, un acogedor ¡Queremos paz! para esa gran mayoría de ciudadanos que acuden, mansos y sumisos, a ese engendro totalizante llamado nacionalismo. Cataluña necesita una catarsis social que desinfecte la clase política y zarandee las conciencias ciudadanas. Y de paso, que elimine las caspogalas.
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