Leemos en El Confidencial que el Presidente del Gobierno se ha convertido en una suerte de gerente de un chiringuito financiero. Rodríguez quiere vetar la oferta pública de adquisición de acciones formulada por EON sobre Endesa para que Gas Natural sí pueda efectuar su operación.
A marchas forzadas, Rodríguez se supera a sí mismo día a día y ejerce su verdadero talante con rodillo implacable, esta vez sobre los accionistas de empresas privadas. Volvemos a la autarquía, volvemos a "las empresas españolas son de los españoles", volvemos a la picaresca y al timo institucionalizado.
De acuerdo con el criterio de patriotismo empresarial [sic] de nuestro Cojo Manteca postmoderno, Barclays debe abandonar el capital del Banco Zaragozano; que British Airways venda sus participaciones en Iberia; fuera Volkswagen de Seat; puerta para los saudíes, franceses y británicos que controlan Cepsa.
Y análogamente, claro, que el BBVA se vaya de Latinoamérica; que el Santander venda el Abbey Bank; que Ferrovial renuncie a pujar por los aeropuertos británicos; que La Seda de Barcelona cierre sus filiales en Grecia.
Rodríguez hace el más espantoso de los ridículos con sus numeritos de broker, sus palabras vacuas, sus maniobras en la sombra y sus concesiones perennes a las formas contemporáneas del fascismo en versión regionalista. Pero Rodríguez volverá a ganas las próximas elecciones, tal vez precisamente por todo ello. Así que tomémonoslo con calma y disfrutemos de sus payasadas como meros espectadores, olvidando transitoriamente que nos gobierna un iletrado perverso.
A marchas forzadas, Rodríguez se supera a sí mismo día a día y ejerce su verdadero talante con rodillo implacable, esta vez sobre los accionistas de empresas privadas. Volvemos a la autarquía, volvemos a "las empresas españolas son de los españoles", volvemos a la picaresca y al timo institucionalizado.
De acuerdo con el criterio de patriotismo empresarial [sic] de nuestro Cojo Manteca postmoderno, Barclays debe abandonar el capital del Banco Zaragozano; que British Airways venda sus participaciones en Iberia; fuera Volkswagen de Seat; puerta para los saudíes, franceses y británicos que controlan Cepsa.
Y análogamente, claro, que el BBVA se vaya de Latinoamérica; que el Santander venda el Abbey Bank; que Ferrovial renuncie a pujar por los aeropuertos británicos; que La Seda de Barcelona cierre sus filiales en Grecia.
Rodríguez hace el más espantoso de los ridículos con sus numeritos de broker, sus palabras vacuas, sus maniobras en la sombra y sus concesiones perennes a las formas contemporáneas del fascismo en versión regionalista. Pero Rodríguez volverá a ganas las próximas elecciones, tal vez precisamente por todo ello. Así que tomémonoslo con calma y disfrutemos de sus payasadas como meros espectadores, olvidando transitoriamente que nos gobierna un iletrado perverso.