Muchas bitácoras y foros se llenan estos días de justificadores de la excarcelación del delincuente Ignacio de Juana. Están, o lo parecen, a sueldo del Psoe y de su apuesta por el proceso de pazzzz, y utilizan la técnica del copypaste para dar una interminable lista de delincuentes excarcelados, o beneficiarios de la reducción de penas, por enfermedades terminales y supuestos similares.
Al copypaste demagógico no se le combate con copypaste demagógico, sino en todo caso con copypaste real, homologable al caso De Juana que nos ocupa. Sea. Estos son los presos de las cárceles españolas que, a lo largo del actual régimen democrático, han protestado hasta el final con huelgas de hambre:
Juan José Crespo. Terrorista del Grapo. Se declaró en huelga de hambre en protesta por la dispersión de los presos de su banda. El gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo no cedió a su chantaje y le dejó morir en el Hospital de La Paz de Madrid, el 19 de junio de 1981.
José Manuel Sevillano. Terrorista del Grapo. Se declaró en huelga de hambre también para pedir el reagrupamiento de presos. El gobierno de Felipe González no cedió a su chantaje y le dejó morir en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, el 25 de mayo de 1990.
Otros 67 miembros del Grapo habían iniciado junto con José Manuel Sevillano la huelga de hambre. Todos fueron abandonando su protesta tras la muerte del camarada, sin ninguna contraprestación. Durante el transcurso de la huelga, el doctor Ramón Muñoz Fernández, uno de los médicos que estaba alimentando forzosamente a los huelguistas, fue asesinado por los Grapo.
Albert Panadés Soler. Preso común. En huelga de hambre al habérsele negado en tres ocasiones el tercer grado penitenciario. El gobierno de José María Aznar no cedió a su chantaje y le dejó morir en el Hospital Penitenciario de Terrassa, el 7 de junio de 2002.
Al copypaste demagógico no se le combate con copypaste demagógico, sino en todo caso con copypaste real, homologable al caso De Juana que nos ocupa. Sea. Estos son los presos de las cárceles españolas que, a lo largo del actual régimen democrático, han protestado hasta el final con huelgas de hambre:
Juan José Crespo. Terrorista del Grapo. Se declaró en huelga de hambre en protesta por la dispersión de los presos de su banda. El gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo no cedió a su chantaje y le dejó morir en el Hospital de La Paz de Madrid, el 19 de junio de 1981.
José Manuel Sevillano. Terrorista del Grapo. Se declaró en huelga de hambre también para pedir el reagrupamiento de presos. El gobierno de Felipe González no cedió a su chantaje y le dejó morir en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, el 25 de mayo de 1990.
Otros 67 miembros del Grapo habían iniciado junto con José Manuel Sevillano la huelga de hambre. Todos fueron abandonando su protesta tras la muerte del camarada, sin ninguna contraprestación. Durante el transcurso de la huelga, el doctor Ramón Muñoz Fernández, uno de los médicos que estaba alimentando forzosamente a los huelguistas, fue asesinado por los Grapo.
Albert Panadés Soler. Preso común. En huelga de hambre al habérsele negado en tres ocasiones el tercer grado penitenciario. El gobierno de José María Aznar no cedió a su chantaje y le dejó morir en el Hospital Penitenciario de Terrassa, el 7 de junio de 2002.
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Dice Felipe González que si él fuera presidente del gobierno hubiera hecho lo mismo que Rodríguez Zapatero con De Juana. Doblemente mentiroso. Primero, porque él hizo lo contrario que Zp con la historia esta de las huelgas de hambre. Segundo, porque él no dejaba morir a los etarras: él los mataba.