Tan bien que íbamos, tan perfecta que estaba siendo la precampaña de Mariano Rajoy, con propuestas discutibles pero palpables, que chocaban con la vacía, meliflua y ególatra campaña de Zapatero, y tenía que salir este lema infame de "Con la cabeza y con el corazón".
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La Catalunya optimista
El otro gran lema de esta campaña no es el de los motivos para creer al presidente Rodríguez, sino el de agrupación catalana de los socialistas andaluces, el Psc. Vistos los buenos resultados de sus anteriores campañas, en las que los sucesivos lemas electorales habían sido que había que derrotar al Pp, que había que volver a derrotar al Pp, que el Pp está contra Cataluña, que si gana el sí al estatuto gana Cataluña y si gana el no gana el Pp, etcétera, ya era extraño que el estandarte de Carmen Chacón fuera únicamente la cosa esa del optimismo en esta campaña. Los vallas que el Psc está colgando estos días son variopintas: desde las matriuskas con Rajoy, Acebes, Aguirre y Aznar hasta las sombras alargadas de Rajoy, Acebes y Zaplana con el subtítulo "Si tú no vas, ellos vuelven" pasando por carteles aludiendo preguntándose por una opa de Pizarro a Rajoy. Ese es el optimismo que rezuma la Chacón, y esas son todas sus atrayentes propuestas para los electores catalanes.
Si no fuera por la vertiente cómica del asunto (anoche me encontré por la calle una de esas pancartas en el suelo, y aproveché para limpiarme los zapatos), sería triste, muy triste. No porque los socialistas catalanes utilicen técnicas que recuerdan a las descalificaciones que hace Hugo Chávez de la oposición venezolana, no por la estrechez mental que exhiben los Montillas, Chacones, Corbachos e Icetas al afirmar que todo el que no piense como ellos está contra Cataluña, sino porque es desmoralizador que a los votantes de los socialistas catalanes les guste esa mierda. Sin embargo, es a la vez uno de los pocos privilegios que tiene ser un antiprogre visceral en Cataluña: puedes mirarte al espejo sin que se te caiga la cara de vergüenza.
El otro gran lema de esta campaña no es el de los motivos para creer al presidente Rodríguez, sino el de agrupación catalana de los socialistas andaluces, el Psc. Vistos los buenos resultados de sus anteriores campañas, en las que los sucesivos lemas electorales habían sido que había que derrotar al Pp, que había que volver a derrotar al Pp, que el Pp está contra Cataluña, que si gana el sí al estatuto gana Cataluña y si gana el no gana el Pp, etcétera, ya era extraño que el estandarte de Carmen Chacón fuera únicamente la cosa esa del optimismo en esta campaña. Los vallas que el Psc está colgando estos días son variopintas: desde las matriuskas con Rajoy, Acebes, Aguirre y Aznar hasta las sombras alargadas de Rajoy, Acebes y Zaplana con el subtítulo "Si tú no vas, ellos vuelven" pasando por carteles aludiendo preguntándose por una opa de Pizarro a Rajoy. Ese es el optimismo que rezuma la Chacón, y esas son todas sus atrayentes propuestas para los electores catalanes.
Si no fuera por la vertiente cómica del asunto (anoche me encontré por la calle una de esas pancartas en el suelo, y aproveché para limpiarme los zapatos), sería triste, muy triste. No porque los socialistas catalanes utilicen técnicas que recuerdan a las descalificaciones que hace Hugo Chávez de la oposición venezolana, no por la estrechez mental que exhiben los Montillas, Chacones, Corbachos e Icetas al afirmar que todo el que no piense como ellos está contra Cataluña, sino porque es desmoralizador que a los votantes de los socialistas catalanes les guste esa mierda. Sin embargo, es a la vez uno de los pocos privilegios que tiene ser un antiprogre visceral en Cataluña: puedes mirarte al espejo sin que se te caiga la cara de vergüenza.
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Una profecía de las mías. Como saben, el lunes que viene Rodríguez y Rajoy se verán las caras en un debate electoral. No esperen demasiado: probablemente Rajoy mostrará argumentos más sólidos (nuevamente, propuestas palpables, y por lo tanto sometidas a discusión), Zapatero elucubrará con sus temas vacíos favoritos y dará un par de frases impactantes que llenará titulares y minutos de tertulias al día siguiente. Da lo mismo. Dos días después de los debates, El País sacará en portada una encuesta en la que declarará como claro ganador a Rodríguez.