Iba a decir que en las últimas semanas estamos viviendo, políticamente, en los días de la basura: las jornadas en las que nuestros políticos profesionales se esconden, callan y guardan sus acciones, sus decisiones y sus discursos para lo que nos espera tan pronto comience formalmente la legislatura con el debate de investidura. Pero qué narices, de días de la basura nada. Son días de felicidad y descanso: ¿no notan ustedes que vivimos mucho mejor ahora que casi no hay políticos en televisión, ahora que momentáneamente no hacen política? Salvo que podamos llamar hacer política a la coña esta de si nombran o no nombran al cabestro Bono como tercera autoridad del Estado, o si Esquerra Republicana se hace inmediatamente el harakiri o lo aplaza hasta el congreso del mes de junio.