Un país en el que insultar al alcalde de Madrid desde una radio, cagarse en la puta España desde una televisión o grabar a prostitutas y clientes que caminan por la vía pública se consideran conductas delictivas es un país raro.
Un país en el que todo eso es delito y, al mismo tiempo, es gratis ponerse a aplaudir y jalear a los terroristas detenidos en la operación contra el comando Vizcaya mientras son conducidos a los vehículos policiales, sin que la guardia civil ni siquiera realice algún tipo de acción disuasoria, es un país enfermo.
Un país en el que todo eso es delito y, al mismo tiempo, es gratis ponerse a aplaudir y jalear a los terroristas detenidos en la operación contra el comando Vizcaya mientras son conducidos a los vehículos policiales, sin que la guardia civil ni siquiera realice algún tipo de acción disuasoria, es un país enfermo.