jueves, octubre 02, 2008

¡País!


La negociación previa a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de 2009 está resultando lo más parecido a una mala partida de poker en la que todos van de farol pero a todos se les nota. Todos los partidos políticos dicen estar en contra de los actuales presupuestos pero, naturalmente, en cuestión de días todos menos el PP acabarán apoyándolos y aplaudiendo con las orejas sin que su contenido haya cambiado. Y si no, ya verán.

Mientras tanto, sólo hay, aparte del PSOE, un partido que dice que le gustan los presupuestos: la Unión del Pueblo Navarro. Y al final acabará siendo el partido que votará en contra. Y si no, ya verán. ¡País!


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Otros que son unos muy malos jugadores de poker son los dirigentes de los dos grandes partidos catalanes, Convergència i Unió y el Partit dels Socialistes de Catalunya, S.A. Estos días hay montada una escenificación en el Parlamento catalán (la han llamado debate de política general, aunque ni se debate ni se habla de política). Lo más interesante parece ser una negociación pseudosecreta entre socialistas y convergentes acerca de una posible declaración conjunta de gobierno y oposición que pida al resto de España un sistema de financiación justo para Catalunya.

Por lo visto, cuando José Luis Rodríguez Zapatero reciba esa declaración, se asustará y acudirá galopante a darle más dinero a su correligionario Montilla, o eso dicen por aquí. El caso es que llevan varios días ya jugando al gato y al ratón, mareando la perdiz, que si CIU lo apoya, que si no lo apoya, cuando todo el mundo sabe que en el último minuto Artur Mas dirá que sí tras haber insinuado que diría que no. Y si no, ya verán. ¡País!


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Lo más interesante (por decir algo) de la sesión de ayer del debate de política general fue una frase que el Honorable Montilla le espetó al portavoz popular en funciones, Daniel Sirera:

"Retiren el recurso al Estatuto, si es que quieren pintar algo en la política catalana algún día"

Ahí está. Montilla toca su zenit. El pensamiento político montillesco condensado en una sola frase: no se debe recurrir una ley ante el Tribunal Constitucional aunque uno tenga la convicción de que es contraria a la Constitución. Las convicciones, en el socialismo catalán, no existen. No se puede estar contra el Estatuto, dice Montilla, porque eso implica no pintar nada en política, que es lo verdaderamente importante. ¿Está sugiriendo el president que Cataluña es como Argentina, donde sólo los peronistas, los que asumen ciertos postulados ridículos, tienen la posibilidad de pintar algo en política, al margen de sus convicciones y de que ellos mismos sepan que esos postulados son ridículos? ¡País!