Treinta años de democracia ya. Un tiempo en el que la política, pero sobre todo, los políticos, han avanzado mucho en España. A diferencia de las primeras generaciones de gobernantes, en especial a diferencia de los primeros gobernantes socialistas, que eran torpes y se les pudo cazar muy fácilmente robando, hoy día la política española ha tocado su zenit y todo es mucho más sencillo. Ahora la corrupción ya no existe porque no se le llama corrupción.
Ya no es como antes: el último de reducto de gran corrupción a la antigua usanza lo vimos en el ayuntamiento de Marbella, con prebostes sacando bolsas de billetes de 500 euros a manos llenas. En realidad aún siguen saliendo casos análogos en algunos municipios, con dos plazas estrella: la costa andaluza y Baleares, con socialistas y populares implicados a partes iguales. Mi municipio tuvo el dudoso honor de ser el primer consistorio de la democracia con un alcalde condenado por tráfico de influencias, hace ahora casi quince años, con un alcalde socialista, de los de tó pal pueblo, por supuesto.
Pero básicamente hoy día la corrupción a palo seco ya no se lleva. Ahora es todo más sofisticado: dado que si robas a mansalva te acaban pillando, es mejor contratar medio centenar de asesores y pagarles 80000 euros anuales a cada uno. Dado que si robas directamente te acaban pillando, es mejor tunearte el coche y decir que era para convertirlo en una oficina móvil. Dado que el nepotismo es un delito, es mejor nombrar a tu hermano embajador en un país extranjero y publicarlo en el boletín oficial y todo, aunque tu administración no tenga competencias en materia de política exterior. Dado que desviar fondos públicos para tener en nómina a periodistas, opinadores y todólogos está perseguido, es mejor disfrazarlo de subvenciones a medios de comunicación que reflejen la realidad local. Y todo legal, oiga. Y que siga la fiesta, que esta ronda también la pagamos nosotros. ¡Tó pal pueblo, una vez más!
Ya no es como antes: el último de reducto de gran corrupción a la antigua usanza lo vimos en el ayuntamiento de Marbella, con prebostes sacando bolsas de billetes de 500 euros a manos llenas. En realidad aún siguen saliendo casos análogos en algunos municipios, con dos plazas estrella: la costa andaluza y Baleares, con socialistas y populares implicados a partes iguales. Mi municipio tuvo el dudoso honor de ser el primer consistorio de la democracia con un alcalde condenado por tráfico de influencias, hace ahora casi quince años, con un alcalde socialista, de los de tó pal pueblo, por supuesto.
Pero básicamente hoy día la corrupción a palo seco ya no se lleva. Ahora es todo más sofisticado: dado que si robas a mansalva te acaban pillando, es mejor contratar medio centenar de asesores y pagarles 80000 euros anuales a cada uno. Dado que si robas directamente te acaban pillando, es mejor tunearte el coche y decir que era para convertirlo en una oficina móvil. Dado que el nepotismo es un delito, es mejor nombrar a tu hermano embajador en un país extranjero y publicarlo en el boletín oficial y todo, aunque tu administración no tenga competencias en materia de política exterior. Dado que desviar fondos públicos para tener en nómina a periodistas, opinadores y todólogos está perseguido, es mejor disfrazarlo de subvenciones a medios de comunicación que reflejen la realidad local. Y todo legal, oiga. Y que siga la fiesta, que esta ronda también la pagamos nosotros. ¡Tó pal pueblo, una vez más!