lunes, abril 27, 2009

Antonio Robles y Rosa Aguilar




Él fue uno de los fundadores (uno de los precursores, de hecho) de Ciudadanos en 2006. Ante el actual declive de su formación política como consecuencia del personalismo y las ansias megalómanas del líder de su partido, ha intentado plantar batalla interna, ha defendido sus principios e incluso ha pedido la dimisión de Albert Rivera. Y viendo que su partido ya no es lo que era y va camino de la desaparición, pretende abandonar el barco, renunciar al escaño y volver a ejercer su profesión anterior al paso por la política.

Ella, a diferencia de él, es una profesional de la política, una de las tres caras conocidas de la Izquierda Unida de los años 90, junto con Julio Anguita y Cristina Almeida. Ante el actual declive de su formación política como consecuencia del sometimiento al PSOE en toda España y al separatismo en Cataluña y en el País Vasco, no ha plantado batalla alguna, ni ha defendido sus principios, sino que se ha recluído en su parcelita de poder en Córdoba. Y viendo que su partido ya no es lo que era y va camino de la desaparición, ha abandonado el barco, pero no para regresar a la sociedad civil, qué narices, abandona el barco para pasarse al PSOE, donde tiene garantizado el plato caliente de por vida.

A veces, y más allá de etiquetas ideológicas, es fácil distinguir los políticos que vienen a servir de los que vienen a servirse. Y desgraciadamente, también es fácil comprobar que los mejores políticos suelen abandonar la política, precisamente porque el talento no es una cualidad frecuente entre la clase política, y los mejores suelen sentirse raros entre tanto mediocre.