Si Obama quiere un AVE como el español, tiene que proyectar y construír una línea transfronteriza que comunique con un país que no tiene el menor interés en construír su parte (línea Madrid - Barcelona - ¿Francia?).
Si Obama quiere un AVE como el español, tiene que gastarse una millonada en adquirir 16 trenes Talgo de alta velocidad cuyas cabezas tractoras den tantos problemas de fiabilidad que sea aconsejable no utilizarlos en la línea inicialmente prevista (Madrid - Barcelona) y hacerlos circular a 200 km/h en una línea preparada para circular a 350 km/h (Madrid - Valladolid).
Si Obama quiere un AVE como el español, tiene que incomunicar por tren de cercanías la segunda ciudad del país durante varias semanas por culpa de un socavón (obras del Ave Madrid-Barcelona a su paso por Hospitalet de Llobregat, 2007). Además, que no se preocupe Obama: los electores de la zona afectada le recompensarán con el mayor número y porcentaje de votos cosechado jamás en toda la democracia.
Si Obama quiere un AVE como el español, tiene que poner en servicio trenes Avant de media distancia por vías de alta velocidad, trenes con unos costes de explotación tan altos que incluso circulando con un 100% de ocupación dan pérdidas económicas (Madrid - Segovia - Valladolid, Lérida - Barcelona, Madrid - Toledo, Catalayud - Huesca, Segovia - Córdoba - Málaga, Madrid - Puertollano).
Si Obama quiere un AVE como el español, tiene que proyectar líneas de alta velocidad por todo el país con trenes con forma de supositario y unos costes de construcción y mantenimiento inconmensurables, mientras las líneas de ferrocarril convencional agonizan y se dan paradojas como que Zamora y Salamanca estén separadas por 89 kilómetros de secarral sin ningún problema orográfico y una vía construída, pero ningún tren que las comunique desde 1985. Para eso sí que no hay dinero, porque aquí la rentabilidad sólo se mide en términos electorales.
Si Obama quiere un AVE como el español, tiene que gastarse una millonada en adquirir 16 trenes Talgo de alta velocidad cuyas cabezas tractoras den tantos problemas de fiabilidad que sea aconsejable no utilizarlos en la línea inicialmente prevista (Madrid - Barcelona) y hacerlos circular a 200 km/h en una línea preparada para circular a 350 km/h (Madrid - Valladolid).
Si Obama quiere un AVE como el español, tiene que incomunicar por tren de cercanías la segunda ciudad del país durante varias semanas por culpa de un socavón (obras del Ave Madrid-Barcelona a su paso por Hospitalet de Llobregat, 2007). Además, que no se preocupe Obama: los electores de la zona afectada le recompensarán con el mayor número y porcentaje de votos cosechado jamás en toda la democracia.
Si Obama quiere un AVE como el español, tiene que poner en servicio trenes Avant de media distancia por vías de alta velocidad, trenes con unos costes de explotación tan altos que incluso circulando con un 100% de ocupación dan pérdidas económicas (Madrid - Segovia - Valladolid, Lérida - Barcelona, Madrid - Toledo, Catalayud - Huesca, Segovia - Córdoba - Málaga, Madrid - Puertollano).
Si Obama quiere un AVE como el español, tiene que proyectar líneas de alta velocidad por todo el país con trenes con forma de supositario y unos costes de construcción y mantenimiento inconmensurables, mientras las líneas de ferrocarril convencional agonizan y se dan paradojas como que Zamora y Salamanca estén separadas por 89 kilómetros de secarral sin ningún problema orográfico y una vía construída, pero ningún tren que las comunique desde 1985. Para eso sí que no hay dinero, porque aquí la rentabilidad sólo se mide en términos electorales.