Ya hay demasiados columnistas, opinadores y voceros que mañana harán balance de la comparecencia del presidente Rodríguez, de las preguntas de Zaplana, de las respuestas, del resto de intervenciones, así que procuraré centrarme en asuntos que previsiblemente pasarán inadvertidos.
Quienes se hayan asomado a la comparecencia de tamaño industrial del presidente del gobierno, posiblemente no habrán reparado en la indescriptible exhibición de talante que Rodríguez Zapatero ha expelido alrededor de las 16:15 horas. Preguntaba en ese momento el portavoz de CIU, Jordi Jané, si ZP considera que definitivamente hubo imprevisión política antes de los atentados del 11 de marzo.
Respuesta del presidente: "Si el grupo que en ese momento estaba en el gobierno admite que cometieron algunos errores, yo consideraré que no hubo imprevisión. Pero si ellos no admiten ningún error, sí diré que hubo imprevisión antes de los atentados"
Si ya es sorpredente que un presidente de gobierno no tenga formado un criterio propio y sólido acerca de un tema tan importante, es sencillamente impresentable que admita públicamente sin pestañear que su opinión vendrá condicionada en función de lo que digan o dejen de decir los demás sobre un asunto que no es exactamente el mismo.
Es despreciable que un tipo que durante estos ocho meses ha probado sobradamente que es incapaz de producir un solo concepto tenga la responsabilidad de velar por nuestras libertades. De acuerdo con esa respuesta, el dictamen zapateril sobre la realidad de los hechos queda determinado a partir de las posiciones de los demás. Qué importa tener un criterio sobre la realidad: lo importante es mirar qué ha dicho el de al lado.
Sólo me queda desear que el equipo médico de Moncloa diagnostique lo antes posible este caso de insuficiencia pepiñoide, por el bien de todos.
Quienes se hayan asomado a la comparecencia de tamaño industrial del presidente del gobierno, posiblemente no habrán reparado en la indescriptible exhibición de talante que Rodríguez Zapatero ha expelido alrededor de las 16:15 horas. Preguntaba en ese momento el portavoz de CIU, Jordi Jané, si ZP considera que definitivamente hubo imprevisión política antes de los atentados del 11 de marzo.
Respuesta del presidente: "Si el grupo que en ese momento estaba en el gobierno admite que cometieron algunos errores, yo consideraré que no hubo imprevisión. Pero si ellos no admiten ningún error, sí diré que hubo imprevisión antes de los atentados"
Si ya es sorpredente que un presidente de gobierno no tenga formado un criterio propio y sólido acerca de un tema tan importante, es sencillamente impresentable que admita públicamente sin pestañear que su opinión vendrá condicionada en función de lo que digan o dejen de decir los demás sobre un asunto que no es exactamente el mismo.
Es despreciable que un tipo que durante estos ocho meses ha probado sobradamente que es incapaz de producir un solo concepto tenga la responsabilidad de velar por nuestras libertades. De acuerdo con esa respuesta, el dictamen zapateril sobre la realidad de los hechos queda determinado a partir de las posiciones de los demás. Qué importa tener un criterio sobre la realidad: lo importante es mirar qué ha dicho el de al lado.
Sólo me queda desear que el equipo médico de Moncloa diagnostique lo antes posible este caso de insuficiencia pepiñoide, por el bien de todos.