Sin duda alguno me diagnosticará progrefobia esquizoide aguda, tal vez con razón, pero me dan miedo los socialistas con la historia esta de los incendios en Galicia. Anoche y esta mañana, la prensa del régimen proclamaba con grandes caracteres o con altivo triunfalismo la detención de dos personas sospechosas de provocar incendios, además de detallar el despliegue de soldados, policías, guardias civiles y a saber qué más. Hoy, nadie informa de que esas dos personas han sido puestas en libertad sin cargos. Una noche en el calabozo, gratis total, por nada más que el afán propagandístico de anunciar detenciones a toda costa.
Los socialistas, siempre un paso por delante, se han dispuesto a abrir diligencias con determinación en medio de esta Galicia en llamas. Hay que tomar medidas, las que sea. La ministra y el consejeiro querían detenciones, y hubo detenciones. Me suena. Desde ayer, cada dos o tres horas sobrevuela mi retiro espiritual gallego algún helicóptero, a la caza de algún pirómano, o de alguien que lo parezca.
Los socialistas, siempre un paso por delante, se han dispuesto a abrir diligencias con determinación en medio de esta Galicia en llamas. Hay que tomar medidas, las que sea. La ministra y el consejeiro querían detenciones, y hubo detenciones. Me suena. Desde ayer, cada dos o tres horas sobrevuela mi retiro espiritual gallego algún helicóptero, a la caza de algún pirómano, o de alguien que lo parezca.
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Además de ver fuego, uno también puede ver en Galicia a Pepiño Blanco. Qué emoción ayer, qué subidón de adrenalina al atravesar en la tarde de ayer la localidad de Palas de Rei, municipio natal del impepiñable secretario de organización socialista. Qué frustración no haberlo visto, no haber admirado su tez hirsuta, no haber escuchado su incomparable dicción en el pueblo donde está veraneando, quizás aprovechando para disfrutar de unas necesarias lecturas.