En toda tragedia ferroviaria, los periodistas:
- hablan de una persona que bajó en la estación anterior al suceso, y salvó milagrosamente la vida,
- entrevistan a numerosos testigos que aseguran que minutos antes del accidente "empezaron a oír ruidos",
- aseguran que para los sindicatos el material siniestrado es antiguo y con mantenimiento deficiente,
- sueltan media docena de gilipolleces por minuto,
- siempre saben cómo se podría haber evitado.
- hablan de una persona que bajó en la estación anterior al suceso, y salvó milagrosamente la vida,
- entrevistan a numerosos testigos que aseguran que minutos antes del accidente "empezaron a oír ruidos",
- aseguran que para los sindicatos el material siniestrado es antiguo y con mantenimiento deficiente,
- sueltan media docena de gilipolleces por minuto,
- siempre saben cómo se podría haber evitado.
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Hoy, esta noche, ha sido la primera vez que he visto La Secta. El previo a un partido de fútbol entre el Barcelona y el Bayern München. ¿Y qué es lo primero que visiono al sintonizar La Secta? Pues a José Montilla. Los socialistas entrevistándose a sí mismos. Pregunta la muñidora: "Y ya para terminar, señor Montilla... ¿qué le opinión le merece que La Secta vaya a retransmitir este año un partido de la liga española cada semana?".
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Observo consternado que me meto mucho con José Montilla y no digo nada de Artur Mas, ese gran estadista cuyos mensajes tienen tanta carga intelectual como la canción del verano. Parece que me caiga peor el cordobés de Cornellà que el aspirante a pequeño Ubú, pero creo que no es así. Montilla y Mas, tanto monta monta tanto.