viernes, agosto 18, 2006

Por qué no quise ser progre (y V)


Porque las consignas básicas de la izquierda de hoy son sencillas, planas, fáciles de explicar y de transmitir (¡pásalo!); porque explicar cuáles son los postulados de un conservador o de un liberal exige, en cambio, un mínimo esfuerzo intelectual y una fuerte dosis de paciencia frente a la sencillez de las niergas.

Porque creo en la meritocracia, en el esfuerzo y sacrificio personal; porque creo en la igualdad de oportunidades pero no en las cuotas ni en el igualitarismo.

Porque mi objetivo en la vida no es vivir sin trabajar. Porque creo que las subvenciones y los subsidios a cambio de nada son, además de una injusticia, un lastre para el progreso de la sociedad.

Porque no veo la religión como un reducto medieval fruto de la ciega ignorancia de analfabetos ingenuos; porque el hecho trascendente es un asunto fascinante sobre el que se han ocupado multitud de filósofos, escritores, artistas, sin reducirlo a mera superstición estúpida; porque todos los macroexperimentos progresistas que han pretendido hacer desaparecer a Dios en pro de un supuesto avance de la civilización han resultado ser degradantes y opresores totalitarismos.

Porque creo que las grandes naciones del mundo las conforman sus ciudadanos, libres e iguales ante la ley, sin ningún mágico pasado milenario común ni ninguna lengua, cultura, religión o raza distintiva; porque me repugna concebir una nación como un conjunto de rasgos identitarios etnicistas, muestra de lo más primario del ser humano.

Porque creo que el terrorismo es un órdago a la libertad individual, un jaque al Estado, un desafío al imperio de la ley; porque creo que con el terrorismo no se pacta, sino que al terrorismo se le combate; porque yo no admito la tutela de un grupo de terrorista sobre la libertad; porque yo no vivo sobre la muerte de los demás.

Porque defiendo la iniciativa personal; porque creo que cuanto menos se entrometa la administración en la vida de las personas, peor para la administración y mejor para las personas; porque cuando los gobiernos son austeros, las sociedades son prósperas.

Porque creo en la propiedad privada y en el libre mercado como mejor garantía de progreso, de creación de riqueza y de creación de empleo.

Porque Rigoberta Menchú, Pepiño Blanco, Ramoncín, Isabel-Clara Simó, Antonio Gala, Noam Chomsky y José Luis Rodríguez son progres.