lunes, julio 16, 2007

Una lástima


Hay que ver con qué celeridad se han habituado los de Ciutadans al navajeo político interno, ese cáncer de la política española que está contaminado todo el sistema institucional surgido de 1978.

Ciutadans parecía un invento respetable, un conato de partido socialdemócrata y regeneracionista que practicase las más elementales reglas de la coherencia intelectual, absolutamente al margen del inmenso pozal de mierda que es la izquierda española actual. Se presentó a las elecciones catalanas con un antinacionalismo sin reservas y con un tío en pelotas. Yo no tragué, pero mucha gente sí lo hizo pensando que aquello era su salvación y de paso iba a servir de escarmiento para el deleznable Piqué.

Sobre el antinacionalismo de Ciutadans, nada queda ya. En su afán por explotar mercadotecnia, han optado por confundirse con el paisaje (se nota que Rivera había estado fugazmente en el PPC) y hacer una oposición de perfil bajo a José Montilla, personaje ya de por sí de bajo, muy bajo perfil. Por no hacer, sus tres ociosos diputados no han hecho ni una sola enmienda a los presupuestos de la Generalitat. En las entrañas del partido, cuarenta facciones se pelean por controlar el aparato, la única cabeza visible con alguna neurona despierta anuncia su marcha, mientras su joven líder gobierna la nada con mano de hierro. Es fascinante ver cómo los más sectarios modos de estigmatización, típicos del Psoe, han sido copiados a velocidad de vértigo ("tentación transversal-joseantoniana-populista", dedicado a los opositores a Rivera).

Es una lástima, porque he conocido a algún militante de esa historia y era todo candidez, generosidad sin interés. Ciutadans era una buena idea (la prueba es el regurgitante rechazo que ha provocado y provoca en el stablishment); buena partitura pero pésimos intérpretes. Una vez más, y mientras no se demuestre lo contrario, la izquierda española continúa siendo un agujero negro donde siguen imperando el marketing, la lucha por las poltronas y el miedo a que te llamen lerrouxista, fascista o similares.

Como la derecha, por otra parte. Epicuro: "Libérate, hombre, de la cárcel de la política".