La reunión de Bali contra el cambio climático pretendidamente antropogénico ha llenado las portadas de los informativos de hoy en la internacional mediática.
Hemos podido ver un excelente retrato de lo que es la Onu hoy día: una panda de funcionarios aplaudiendo no se sabe qué cuando alguien dijo "Hemos llegado a un acuerdo", con ese payaso de la reconocida potencia mundial de Papúa Nueva Guinea espetándole a la representante de Estados Unidos que se marchara si no le gustaba y los subsiguientes aplausos y abucheos. Si viéramos las imágenes sin sonido, no sabríamos si se trataba de una cumbre de estas de la Onu o una asamblea de la federación española de municipios y provincias.
Hemos podido ver un excelente retrato de lo que es la Onu hoy día: una panda de funcionarios aplaudiendo no se sabe qué cuando alguien dijo "Hemos llegado a un acuerdo", con ese payaso de la reconocida potencia mundial de Papúa Nueva Guinea espetándole a la representante de Estados Unidos que se marchara si no le gustaba y los subsiguientes aplausos y abucheos. Si viéramos las imágenes sin sonido, no sabríamos si se trataba de una cumbre de estas de la Onu o una asamblea de la federación española de municipios y provincias.
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Yo, que soy más agarrao que un velcro, estoy radicalmente en contra de las propinas. Celebro que el vicepresidente Solbes coincida conmigo, pero no acabo de entender cómo puede creer que todos nos hayamos vuelto tontos del todo: achacar la escala de la inflación a las propinas es la tercera mayor estupidez oída en esta legislatura, sólo por detrás de 1) las explicaciones que el presidente Rodríguez perpetró sobre los resultados del informe Pisa y 2) la certera apreciación de la ministra Calvo sobre los ratones Pixie y Dixie.