En el año 2024, José Luis Rodríguez Zapatero, ligeramente fatigado tras afrontar su sexta campaña electoral, será reelegido presidente del gobierno.
Para entonces, el Partido Socialista ya habrá aplicado a la ley electoral el mismo criterio utilizado 20 años antes para la reforma de la ley de televisión en España: modificar la legislación de forma que sólo pudieran emitir las televisiones socialistas. Socialistas de TVE, socialistas de Tele5, socialistas de Antena3, socialistas de TV3, socialistas de Canal 4 y socialistas del nuevo canal asignado al Grupo Zeta. En su día, la vicepresidente de la Vogue afirmó que de esta manera se aseguraba la pluralidad, cosa absolutamente cierta, dado que había socialistas en plural por doquier.
Análogamente, en 2024 sólo se aceptarán candidaturas socialistas a las elecciones. Los socialistas de todos los partidos concurrirán a las urnas de forma plural, nuevamente. No obstante, todos ellos habrán dado por adelantado su apoyo al candidato Rodríguez Zapatero: los socialistas de Convergència i Unió, los socialistas de lo que quede de Izquierda Unida, los socialistas de Coalición Canaria, los socialistas de Esquerra Republicana, todos se desharán en elogios injustificados hacia la efigie del presidente Rodríguez. O sea, como ahora.
El monarca socialista y su fictizia esposa saludarán con ilusiones renovadas al egregio señor presidente, que guiará los designios de los ciudadanos esp..., perdón, ciudadanos del Estado, en el ejercicio de su descomunal talante. En 2024, pues, nada habrá cambiado, salvo dos cosas.
La primera: se editará un librito titulado Memoriash de un pontevedrésh, una autobiografía del último líder que se atrevió a criticar de vez en cuando la absoluta inoperancia, irresponsabilidad y vacuidad del presidente Rodríguez, antes de que fuese puesta en marcha la nueva asignatura de Educación para la ciudadanía en los institutos y se pasaran todos los cerebros adolescentes por el turmix socialista.
La segunda: en 2024, el número 2 del PSOE, Pepiño Blanco, por fin se habrá examinado de la última asignatura, vía UNED, de su carrera de Derecho, y podrá borrar de su curriculum esa tremebunda frase de "Estudios universitarios: cursos de Derecho".
Para entonces, el Partido Socialista ya habrá aplicado a la ley electoral el mismo criterio utilizado 20 años antes para la reforma de la ley de televisión en España: modificar la legislación de forma que sólo pudieran emitir las televisiones socialistas. Socialistas de TVE, socialistas de Tele5, socialistas de Antena3, socialistas de TV3, socialistas de Canal 4 y socialistas del nuevo canal asignado al Grupo Zeta. En su día, la vicepresidente de la Vogue afirmó que de esta manera se aseguraba la pluralidad, cosa absolutamente cierta, dado que había socialistas en plural por doquier.
Análogamente, en 2024 sólo se aceptarán candidaturas socialistas a las elecciones. Los socialistas de todos los partidos concurrirán a las urnas de forma plural, nuevamente. No obstante, todos ellos habrán dado por adelantado su apoyo al candidato Rodríguez Zapatero: los socialistas de Convergència i Unió, los socialistas de lo que quede de Izquierda Unida, los socialistas de Coalición Canaria, los socialistas de Esquerra Republicana, todos se desharán en elogios injustificados hacia la efigie del presidente Rodríguez. O sea, como ahora.
El monarca socialista y su fictizia esposa saludarán con ilusiones renovadas al egregio señor presidente, que guiará los designios de los ciudadanos esp..., perdón, ciudadanos del Estado, en el ejercicio de su descomunal talante. En 2024, pues, nada habrá cambiado, salvo dos cosas.
La primera: se editará un librito titulado Memoriash de un pontevedrésh, una autobiografía del último líder que se atrevió a criticar de vez en cuando la absoluta inoperancia, irresponsabilidad y vacuidad del presidente Rodríguez, antes de que fuese puesta en marcha la nueva asignatura de Educación para la ciudadanía en los institutos y se pasaran todos los cerebros adolescentes por el turmix socialista.
La segunda: en 2024, el número 2 del PSOE, Pepiño Blanco, por fin se habrá examinado de la última asignatura, vía UNED, de su carrera de Derecho, y podrá borrar de su curriculum esa tremebunda frase de "Estudios universitarios: cursos de Derecho".