domingo, junio 12, 2005

La estrella del gabinete


La ministra de Pixie y Dixie, la misma que fue cocinera antes que fraila, ha alumbrado unas sobrecogedoras declaraciones en las que expresa su deseo de que la UNESCO legisle para todos los planetas.

Más allá del curioso malabarismo por el que se le confiere un poder legislativo a una organización internacional, no debemos tomar a la ministra por una loca socialista al uso, no señores. La ministra sabe muy bien lo que dice, y en realidad ha querido transmitir un mensaje cifrado a un pequeño sector de la población, intelectualmente elevado, capaz de entender que sus observaciones iban dirigidas a la ponencia de reforma del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Autónoma de Cataluña.

En efecto, sólo puede entenderse como estructura de otro planeta una institución como la Generalitat y el Parlament de Catalunya: cuatro de los cinco grupos parlamentarios han acordado que Cataluña sea definida como una nación en el preámbulo del presunto futuro estatuto, si es que algún día se llega a aprobar. Y ahí los tienen: a partir de su concepción de la nación como una entidad ligada a figuras mitológicas viscerales, concepción opuesta a la de cualquier nación-estado contemporáneo, que se sustenta en valores cívicos como la libertad individual o el Estado garantista, pretenden presentar como marginal al Partido Popular, único grupo que no acepta la figura irracional del concepto de nación.

Sí, marginal. En una encuesta publicada en el diario La Vanguardia hace tres meses, sólo el 28% de los ciudadanos de Cataluña afirmaba que veía a Cataluña como una nación. Por recuerdo de voto, el 12% de los votantes del Partido Socialista de Cataluña, sin el concurso del cual no puede salir adelante la parida del Estatut, cree que nuestra comunidad es una nación; unos porcentajes similares al porcentaje de personas que cree en los horóscopos o en los fantasmas del Windsor.

De esta manera, mientras el tripartito catalán, con la inestimable ayuda del primer partido de la oposición, se dedica a gobernar para menos de un 30% de los ciudadanos y los demás nos pasamos el día preguntándonos qué hemos hecho para merecer esto, siempre es de agradecer una observación subliminal de la ministra Calvo, hábil y certera en su diagnóstico de la anomalía catalana extraplanetaria: 120 de los 135 diputados defienden como ineludible y primordial algo que sólo comparte 28 de cada 100 de los ciudadanos. Enhorabuena.