Hoy día, quienes aún son comunistas son sujetos sin escrúpulos capaces de defender toda clase de totalitarismos. Son absolutamente contrarios a la libertad individual, utilizan un vocabulario corrompido, tienen el cerebro achotado por el odio a los valores de occidente, sostienen unos planteamientos absoluta e inequívocamente rebatidos y sabidos como erróneos, peligrosos y contraproducentes. Lo único que dudo es si son como son por pura ignorancia o por maldad infinita.
El caso es que hace unos días tuvo lugar la fiesta anual del Partido Comunista de España, un enclave donde se dan cita, a partes iguales, viejos viejísimos que evocan sus años mozos en que ser de extrema izquierda tenía una componente heroica, y jovencitos de vida plácida y fácil que, a falta de mayores preocupaciones, se entretienen clamando contra el capital; entre ellos los de las Joventuts Comunistes de mi fantástica universidad.
En la fiesta del PCE de este año, estuvo presente el embajador cubano en España, Alberto Velazco, quien tuvo una intervención al término de la cual pudo haber preguntas de los asistentes. Una representante de Amnistía Internacional, Luz Modroño (organización que, por otro lado, merece el mayor de mis desprecios por sus simpatías con el terrorismo etarra, entre otras lindezas), preguntó al castrista por qué desde 1988 AI tiene prohibida la entrada en Cuba.
¿Cuál fue la reacción de los heroicos comunistas españoles cuando se preguntó por las limitaciones de la libertad inherentes al socialismo real? "Que Amnistía vaya a Guántanamo", "En Cuba no se pasa hambre", "Jodida", "Hija de Puta", "No nos vas a reventar el acto", "Fascista", "El imperio te paga", "Amnistía Internacional vendida a Estados Unidos", "Cómo se nota que no trabajas". Posteriormente, algunos asistentes la rodearon, empujaron y golpearon. Y esto es la extrema izquierda (en España, con Gaspar Llamazares y Joan Saura a la cabeza) hoy: lo que siempre ha sido.
El caso es que hace unos días tuvo lugar la fiesta anual del Partido Comunista de España, un enclave donde se dan cita, a partes iguales, viejos viejísimos que evocan sus años mozos en que ser de extrema izquierda tenía una componente heroica, y jovencitos de vida plácida y fácil que, a falta de mayores preocupaciones, se entretienen clamando contra el capital; entre ellos los de las Joventuts Comunistes de mi fantástica universidad.
En la fiesta del PCE de este año, estuvo presente el embajador cubano en España, Alberto Velazco, quien tuvo una intervención al término de la cual pudo haber preguntas de los asistentes. Una representante de Amnistía Internacional, Luz Modroño (organización que, por otro lado, merece el mayor de mis desprecios por sus simpatías con el terrorismo etarra, entre otras lindezas), preguntó al castrista por qué desde 1988 AI tiene prohibida la entrada en Cuba.
¿Cuál fue la reacción de los heroicos comunistas españoles cuando se preguntó por las limitaciones de la libertad inherentes al socialismo real? "Que Amnistía vaya a Guántanamo", "En Cuba no se pasa hambre", "Jodida", "Hija de Puta", "No nos vas a reventar el acto", "Fascista", "El imperio te paga", "Amnistía Internacional vendida a Estados Unidos", "Cómo se nota que no trabajas". Posteriormente, algunos asistentes la rodearon, empujaron y golpearon. Y esto es la extrema izquierda (en España, con Gaspar Llamazares y Joan Saura a la cabeza) hoy: lo que siempre ha sido.
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Decían que Dios es del Betis. Mentira: Dios es catalán. En la misa solemne de las fiestas de La Mercè hoy en Barcelona, el obispo Lluís Martínez ha implorado a la virgen que las negociaciones entre socialistas y Convergència lleguen a buen puerto.