sábado, diciembre 02, 2006

El ejército de Pancho Villa (VIII): ABC


El ABC tiene tantos años de historia, tantas idas y venidas y tantos pros y contras en su haber, que puede recibir todos los calificativos imaginables.

Hasta hace unos años, hasta hace unos meses, la única noción que cualquiera podía tener del ABC era que se trataba de un periódico muy monárquico y que llevaba grapas. De un tiempo a esta parte, el rotativo es conocido, además, por las amables apreciaciones que sobre él vierte diariamente Federico Jiménez Losantos y que luego son repetidas, también diariamente, por sus inquebrantables seguidores.

A mí en general el ABC me parece un inservible, pero no porque se haya vuelto progre (que no es cierto), sino simplemente porque no me aporta nada, salvo escasísimos artículos semanales. En los años de democracia, el mayor desprecio que se puede hacer al ABC es que haya defendido al GAL, ya sea por acción u omisión, y probablemente las más encomiables exclusivas que ha conseguido son las revelaciones de las entrevistas entre el prudente Carod y terroristas etarras en Perpiñán, en 2000 y 2003, para pedir a Eta que matase sólo fuera de Cataluña.

El ABC de hoy día es particularmente aborrecible, se ha dejado por el camino notorios columnistas con el paso de los años, ha perdido su tradicional brío sintáctico con el que edificaba la prosa periodística de los 90, y la importancia y el trato que le da a las noticias relacionadas con la Corona sólo pueden ser calificados de servicio completo a la institución.

De acuerdo, el ABC es un tostón. Bien, las cartas de Zarzalejos son infames. Sí, la predilección por Alberto Ruiz-Gallardón hace rechinar los dientes. Vale, las crónicas a veces parecen notas de agencia y, de hecho, a veces lo son. De acuerdo con todo ello, pero que nadie acuse al ABC de progresista, de centrista, de maricomplejines o de comparsa de El País. Nada de eso. El ABC no es más que la derecha de siempre: jamelga, holgazana, más bien antiliberal. Pero que los colaboradores de El Mundo Obrero vengan a tacharlo de progre sólo se explica por un coyuntural interés en arañar cuota de mercado, hasta que a Pedrojota le apetezca volver a cambiar de chaqueta.


ABC
Pros: Edurne Uriarte, Jorge Trías-Sagnier y Jon Juaristi.
Contras: Javier Zarzalejos, Ignacio Camacho y esos anuncios estúpidos que ponen ahora en la tele para intentar detener la sangría de lectores que huyen.