No me reconocerán como especial simpatizante de Pedrojota Ramírez, pero hoy es uno de esos días en que a uno se le ponen "los nervios de punta", como diría un castizo.
Resulta que el diario El Mundo ha publicado hoy no sé qué historia de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Rafael Vera y sus contactos policiales en el 11M (una historia, por cierto, más o menos conocida, ninguna exclusiva hemos tenido hoy). El presidente de Extremadura, el bellotari Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ha reaccionado pidiendo a la fiscalía general del Estado que "si no le tienen miedo a Pedro J. Ramírez, que acaben con él, pero no lo harán".
Que acaben con él, dice. El bellotari sin duda estará molesto con el diario de Pedrojota, tal vez incluso esté diciendo la verdad al acusar al melifluo periódico de mentir, tal vez no y simplemente se trate sólo de la tradicional inquina que el exdefensor del crimen de Estado le tiene a El Mundo. Si El Mundo miente, que el bellotari se querelle. Que patalee. Que saque otra lista de periodistas desafectos, como en 1993. Pero eso de "que acaben con él" sólo lo puede soltar un liberticida. El bellotari no se entera de que la prensa libre publica lo que quiere, incluso tiene la posibilidad de publicar mentiras si quiere, y sólo él expele su "que acaben con él", frustración verbal de un deseo material.
Resulta que el diario El Mundo ha publicado hoy no sé qué historia de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Rafael Vera y sus contactos policiales en el 11M (una historia, por cierto, más o menos conocida, ninguna exclusiva hemos tenido hoy). El presidente de Extremadura, el bellotari Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ha reaccionado pidiendo a la fiscalía general del Estado que "si no le tienen miedo a Pedro J. Ramírez, que acaben con él, pero no lo harán".
Que acaben con él, dice. El bellotari sin duda estará molesto con el diario de Pedrojota, tal vez incluso esté diciendo la verdad al acusar al melifluo periódico de mentir, tal vez no y simplemente se trate sólo de la tradicional inquina que el exdefensor del crimen de Estado le tiene a El Mundo. Si El Mundo miente, que el bellotari se querelle. Que patalee. Que saque otra lista de periodistas desafectos, como en 1993. Pero eso de "que acaben con él" sólo lo puede soltar un liberticida. El bellotari no se entera de que la prensa libre publica lo que quiere, incluso tiene la posibilidad de publicar mentiras si quiere, y sólo él expele su "que acaben con él", frustración verbal de un deseo material.