martes, abril 12, 2005

El govern que Catalunya es mereix


¿A qué creen que dedica sus esfuerzos el gobierno de la Generalidad de Cataluña? ¿A conseguir el pleno empleo? No. ¿A mejorar la calidad de la educación? No. ¿A gastar menos de lo que ingresa en las arcas públicas? Tampoco. ¿A ejercer políticas de apoyo a la familia? Aparte de dar cargos a sus hermanos, no.

Tenemos lo que nos merecemos. El consejero de Comercio, Consumo y Turismo, Josep Huguet, ha anunciado que en 2004 se presentaron 1401 denuncias (mil cuatrocientas una denuncias) contra pequeños comercios y empresas por rotular los carteles de sus instalaciones en castellano en lugar de en catalán, esto es, por rotularlos en la lengua oficial impropia en lugar de en la lengua oficial propia.

Con las multas aplicadas en 2004 y las de los tres primeros meses de 2005, un buen puñado de ciudadanos traidores a la patria [a la patria inalienable, Mas dixit] han sentido ya en sus bolsillos el pertinaz mordisco de la administración catalana, que se ha embolsado ya 77417 euros. Los agraviados habrán pagado con gusto, ya que es por el bien supremo de la lengua catalana, amenazada por ese antro colonizador que es el castellano, que curiosamente es el idioma utilizado por la mayoría de los que han votado a dos de las tres fuerzas que ostentan el gobierno tripartito.

Dado que ni yo puedo cambiar las leyes, ni la oposición va a protestar, porque estos días el señor Piqué anda muy ocupado en ese bulo grotesco comúnmente llamado finançament, sólo me queda el recurso a la pataleta. Dicen que los nacionalistas se sienten oprimidos cuando se les critica. Estupendo, oprimamos a los nacionalistas: el catalán es una lengua perfectamente inútil, prescindible, empobrecedora, objeto de veneración sin finalidad práctica, vulgar dialecto del valenciano, a su vez vulgar dialecto del castellano. Vulgar sí, pero rentable: que se lo digan a todas las plastaformas lingüísticas subvencionadas por la Generalitat.

Tenemos lo que nos merecemos. Por imbéciles. Y dejo el título en catalán, no vaya a venir una patrulla de mossos d'esquadra o el mismo consejero Huguet a hacerme pagar mientras canto Els segadors.