viernes, mayo 20, 2005

Deontología periodística


Hace ya unos días, la revista Newsweek publicó una noticia en exclusiva sobrecogedora, elaborada, rompedora, fruto de un intenso y minucioso trabajo de investigación. Publicó Newsweek que habían conseguido pruebas inequívocas de que en el complejo estadounidense de Guantánamo, donde están recluídos numerosos prisioneros de la guerra de Afganistán, se habían profanado en repetidas ocasiones ejemplares del Corán, para humillar a los presos musulmanes.

Esta escalofriante información provocó un revuelo no ya en Estados Unidos, sino en el mismo Afganistán y en Pakistán, donde las autoridades religiosas reaccionaron con furiosas invectivas en contra de Occidente en general y de Estados Unidos en particular. Hace diez días, una multitudinaria y violenta manifestación en Jalalabad, en contra de Estados Unidos y en defensa de los principios coránicos más estrictos, terminó con 16 muertos y un elevado número de heridos.

Esta semana, quince días y dieciséis muertos después, Newsweek ha reconocido que su noticia era falsa. Pura invención, sin fundamento, de algún redactor cabroncete, en plena euforia: "Vamos a inventarnos una profanación del Corán, a ver si cuela."

¿Creerán ustedes que se va a perseguir al semanario norteamericano por garabatear libelos infundados, con el resultado de 16 personas muertas? No, por supuesto.

¿Creerán ustedes que algún medio de comunicación español habrá comentado la rectificación de Newsweek como mínimo con la misma cobertura que se le dio a la primera noticia, de un calado que deja en anécdota la presencia de terroristas suicidas en trenes o tramas inmobiliarias en Madrid? No, por supuesto.

¿Creerán ustedes que los principales afectados por el bulo de Newsweek se habrán querido dar cuenta de que todo era un engaño? No, por supuesto.