Esta semana he sentido en mis propias carnes una doble ración de talante de parte de mis compañeros de facultad. Quien más quien menos, sabe que uno de los mecanismos que utiliza la secta progresista para persuadir es ridiculizar al discrepante, no tanto para molestar a alguien en concreto sino para asegurarse de que nadie vaya a emularle en su crítica a la masa progre.
Los autodenominados redactores de una revista de humor de mi facultad me han caricaturizado en base a mis convicciones ideológicas. Hace una pila de años, el general George Patton dijo que cuando todo el mundo piensa lo mismo, es que nadie piensa. Hay mucha gente a la que le molesta que yo piense, y no me extraña.
Si a usted, egregio lector, alguna vez le presentan como una mierda humana, procure que quien le presente así sea un progre comodón que ni siquiera ha pagado la tinta con la que imprime su revista. Procure aparecer en una viñeta desfilando por el sumidero si ello proviene de una panda de ignorantes subvencionados encantados de haberse conocido. Procure que le llamen mierda humana si se lo dicen desde una revista cuya redacción está al amparo del equipo rectoral de la Universidad de Barcelona. Procure, en definitiva, que le llamen mierda humana desde el poder. Es uno de los placeres más sublimes que existen.
Yo soy inmune a toda la basura progre, estoy preparado para muchas cosas; sin embargo, por si alguno de los heroicos artífices del comic me llega a leer aquí, que sepa que si él se ríe de mis convicciones políticas, yo me río de su ramera madre. Y tan contentos todos.
Los autodenominados redactores de una revista de humor de mi facultad me han caricaturizado en base a mis convicciones ideológicas. Hace una pila de años, el general George Patton dijo que cuando todo el mundo piensa lo mismo, es que nadie piensa. Hay mucha gente a la que le molesta que yo piense, y no me extraña.
Si a usted, egregio lector, alguna vez le presentan como una mierda humana, procure que quien le presente así sea un progre comodón que ni siquiera ha pagado la tinta con la que imprime su revista. Procure aparecer en una viñeta desfilando por el sumidero si ello proviene de una panda de ignorantes subvencionados encantados de haberse conocido. Procure que le llamen mierda humana si se lo dicen desde una revista cuya redacción está al amparo del equipo rectoral de la Universidad de Barcelona. Procure, en definitiva, que le llamen mierda humana desde el poder. Es uno de los placeres más sublimes que existen.
Yo soy inmune a toda la basura progre, estoy preparado para muchas cosas; sin embargo, por si alguno de los heroicos artífices del comic me llega a leer aquí, que sepa que si él se ríe de mis convicciones políticas, yo me río de su ramera madre. Y tan contentos todos.