jueves, octubre 13, 2005

12-O y caspa


Ayer:

El Menda: Hoy es 12 de octubre, fiesta nacional de España.
Sujeto Progre: He visto una parte del desfile, y no me digas que no te parece casposo.
EM: Yo te admito que los desfiles, por sí solos, siempre resultan casposos, y...
SP: Y la fecha también es casposa, [añade a continuación unos vocablos inconexos sobre la conquista de América y los indígenas].
EM: Vale, pues estaría mejor como fiesta nacional el día de la Constitución, pero digo yo que si los actos del 12 de octubre te parecen casposos, deberán parecerte como mínimo igual de casposos los del 11 de septiembre. ¿O no?
SP: [Pausa] No, no. ¡Eso es diferente!


En los países avanzados, las fiestas nacionales han ido dejando atrás cierto aire de ardor guerrero para pasar a ser una jornada de afirmación de los valores que definen a las naciones modernas: sistema parlamentario, garantías procesales, división de poderes, libertades individuales, sociedad civil.

En jornadas como la de ayer, lo accesorio es el festival simbólico de la cabra de la legión, la guardia mora y esos numeritos: lo verdaderamente importante en el Día de la Hispanidad, y en las fiestas nacionales de las grandes democracias consolidadas, es celebrar que nuestro país se fundamenta en valores cívicos universalmente asumibles. Y en estos valores está la gran diferencia con los nacionalismos histéricos: la concepción racional de una nación occidental como la española versus Volkgeist, la nación irracional asentada en supuestos criterios étnicos, sentimentales, culturales o lingüísticos exclusivos.