jueves, octubre 06, 2005

L'exconseller a Madrit


Lo ha dicho el exconseller sense cap, J.L.C.R.:

"Un recorte del Estatut en el Congreso no sólo supondrá una decepción, sino que también recortará tanto la posibilidad de un modelo de convivencia en España en que quepa Cataluña como nuestra voluntad siempre abierta a la negociación".

"No cabe duda de que un fracaso del Estatut perjudicaría también al proceso de paz".

Una de las acusaciones que más encrespa a los nacionalistas practicantes es que su único objetivo (construír un Estado totalitario en base a unos supuestos criterios diferenciadores étnico-lingüísticos) coincide exactamente con el objetivo del terrorismo etarra. Yo me pregunto cómo esta afirmación puede producir la más mínima molestia a Don Josep-Lluís, autodenominado independentista pacífico, si a la que puede, agita subliminalmente el señuelo etarra en sus constantes amenazas verbales, tal como podemos ver en las dos frases anteriores. Sublime, meticuloso, Carod recuerda al resto de los españoles, y a los catalanes que no le tragamos, que cuidado con él, que si no se cumple lo que pide, ellos se enfadarán.

El problema no es sólo que JLCR sea un fascista, que ya de por sí es grave, amén de que en sus exiguas tres semanas como consejero hubiera sido capaz de nombrar asesor a su hermano, amenazar con boicots comerciales a las empresas que operan en Cataluña y reunirse con Josu Ternera. El problema tampoco es únicamente que el primer partido de España gobierne con los fascistas, y acceda sistemáticamente a sus solicitudes. El gran problema es que la sociedad catalana, la mayor parte de la cual no comparte en absoluto los criterios y los métodos de este sujeto, esté completamente anestesiada, no diga nada, no se atreva a la más leve reserva cuando el héroe de Perpignan se dedica a hablar en nombre de Cataluña y endosar coacciones y amenazas chulescas al resto de España.