Ha terminado lo que eufemísticamente ha sido llamado paro o protesta de la patronal del transporte, y ha terminado tal y siempre acaban todas las movilizaciones agitativas sindicales en España: el Estado cede ante las presiones antidemocráticas e irrespetuosas con la libertad individual de unos ineptos sujetos que no han trabajado en su vida.
Los vaguetes habían puesto en práctica en los últimos días un curioso método para amenazar a los transportistas autónomos que querían ejercer su derecho al trabajo: colocar pedruscos, en ocasiones sellados con silicona, en los carriles lentos de algunas autovías con fuerte pendiente. Estos bloques de piedra provocaron al menos dos accidentes de tráfico, uno de los cuales con heridos de gravedad, y son una ilustrativa muestra del talante democrático y en este caso hasta del respeto a la vida humana por parte de los piquetes coercitivos, mal llamados informativos.
Ante elementos como estos, y ante el hecho de que muchos camioneros han acabado pidiendo escolta policial, me permito recomendarle al presidente del Comité Nacional del Transporte por Carretera, Ovidio de la Roza, que aplique a sus secuaces o a él mismo la siguiente especificación:
Retiramos el bloque de piedra de la calzada.
Colocamos en su lugar al piquete coerticivo.
Adherimos al piquete coercitivo con silicona.
Permitimos el libre tránsito de camiones por la calzada, con el piquete coercitivo en medio.
Finalmente, depositamos el bloque de piedra sobre lo que quede de piquete coercitivo.
Los vaguetes habían puesto en práctica en los últimos días un curioso método para amenazar a los transportistas autónomos que querían ejercer su derecho al trabajo: colocar pedruscos, en ocasiones sellados con silicona, en los carriles lentos de algunas autovías con fuerte pendiente. Estos bloques de piedra provocaron al menos dos accidentes de tráfico, uno de los cuales con heridos de gravedad, y son una ilustrativa muestra del talante democrático y en este caso hasta del respeto a la vida humana por parte de los piquetes coercitivos, mal llamados informativos.
Ante elementos como estos, y ante el hecho de que muchos camioneros han acabado pidiendo escolta policial, me permito recomendarle al presidente del Comité Nacional del Transporte por Carretera, Ovidio de la Roza, que aplique a sus secuaces o a él mismo la siguiente especificación:
Retiramos el bloque de piedra de la calzada.
Colocamos en su lugar al piquete coerticivo.
Adherimos al piquete coercitivo con silicona.
Permitimos el libre tránsito de camiones por la calzada, con el piquete coercitivo en medio.
Finalmente, depositamos el bloque de piedra sobre lo que quede de piquete coercitivo.