Decir que eres seguidor de Aquí hay tomate es como decir que votas al Pp, es algo que casi nadie reconoce abiertamente. Algunos ven el Tomate directamente y otros lo miramos por persona interpuesta ("Sé lo que hicisteis").
No me extraña que todos los periódicos dieran cuenta ayer de la desaparición del Tomate, el gran emblema de la telemierda, un programa tan rentable que incluso les han salido a cuenta las numerosas indemnizaciones millonarias que han tenido que afrontar. Es normal que recogieran esa noticia, porque el Tomate es un fiel reflejo de nuestro país: un inmenso pozal de mierda, lleno de miserias humanas, en el que se tritura a las personas honradas y se promueve a los vagos. De ahí su éxito.
No me extraña que todos los periódicos dieran cuenta ayer de la desaparición del Tomate, el gran emblema de la telemierda, un programa tan rentable que incluso les han salido a cuenta las numerosas indemnizaciones millonarias que han tenido que afrontar. Es normal que recogieran esa noticia, porque el Tomate es un fiel reflejo de nuestro país: un inmenso pozal de mierda, lleno de miserias humanas, en el que se tritura a las personas honradas y se promueve a los vagos. De ahí su éxito.
***
Pobre Carmen Chacón. Como todos ustedes saben ya a estas alturas, la ministra candidata acudió a una entrevista en el informativo nocturno de Tv3, presentado por Mònica Terrible, y acudió con chuletas visibles. Es un inconveniente de la televisión: muchos de sus ilustres compañeros y compañeras del Psc acuden a las tertulias radiofónicas con un extenso argumentario preparado, y nadie se entera, salvo sus compañeros de debate (quienes, por cierto, no se lo recriminan, no sé muy bien por qué). "Ai, jeje, és que sóc molt xuletera". Podría ser su lema de campaña, acompañando al dibujito ese con la coña de las muñecas rusas.