martes, abril 04, 2006

La gran estafa de la pedagogía (III): El formador de profesores


Yo estuve un par de años dando clases, pero luego... me fue gustando esto de la Didáctica, y ahora me dedico en exclusiva a la formación del profesorado.

No he ejercido como docente; hice mi carrera de física, más tarde acabé en el cuerpo de inspectores de Educación de la Generalitat; ahora, soy subdirector del departamento.

Yo soy química, estuve cinco años como profesora, pero desde entonces hago en exclusiva investigación didáctica; soy catedrática de Didáctica de Ciencias Experimentales.

Yo sí trabajo en un instituto, pero tengo media jornada [la jornada completa de un profesor de la enseñanza pública incluye 18 horas semanales de clase] y el resto del tiempo hago formación del profesorado y publico en revistas de pedagogía.

Soy doctor en psicopedagogía. He sido director de una escuela privada, he sido asesor pedagógico de varios institutos públicos, he visto de todo, no sabéis lo que os encontraréis. ¿Clases? Erm, no, yo soy psicopedagogo.

Todas estas frases las he escuchado, por supuesto, en el CAP. Démoslo por supuesto de ahora en adelante: los pedagogos no dan clase, pero dicen a los futuros profesores cómo deben dar clase. Los pedagogos sermonean y fiscalizan a los profesores en ejercicio. ¡Hacen formación del profesorado, pero no han dado una clase en su vida! Los pedagogos lo saben todo, pero nunca lo han experimentado: y cualquiera se puede hacer una idea de qué ocurre cuando las afirmaciones no se construyen sobre los hechos sino sobre las opiniones o los desideratos.

Tenemos un cáncer en las universidades e institutos que carcome los métodos de enseñanza que funcionan y los sustituye por nosesabequé, en base a supuestos que jamás han puesto en práctica con éxito quienes los preconizan.