domingo, septiembre 24, 2006

Los problemas de España


Los problemas de España son básicamente tres:

1) La crisis de las instituciones. Si uno lee la Constitución de 1978, puede inferir la existencia de un pacto tácito merced al cual se confía en una cierta lealtad institucional por parte de todos. Tal pacto, hoy día, no existe. Las comunidades autónomas son utilizadas como instrumento de contrapoder en lugar de como servicio a los ciudadanos, todo servidor público es adscrito a una determinada opción política, las decisiones de los reguladores independientes son sistemáticamente cuestionadas por su posible partidismo, el imperio de la ley no opera en algunas partes de España, todo elemento de poder, de supervisión o de garantía es susceptible de ser politizado. No hay nada que no se ponga en duda, desde la forma de Estado hasta la organización del poder judicial, desde oníricas tramas de conspiraciones policiales hasta el defensor del pueblo, desde AENA hasta la CNMV. En este proceso creciente de melosaltoyhagoloquemedalagana, el reciente Estatuto de Cataluña ha sido desde luego un paso irreversible. La Constitución es papel mojado, cabe todo.

2) La heducazión. En esa tarea de demoler todo, entra, por supuesto, el sistema educativo. La LOGSE, proyectada hace más de veinte años, ha sido una ley muy eficaz. Eficaz en sus propósitos: crear una población lo más ignorante posible. La escuela española se ha convertido en un inmenso montón de nada. Los niños y adolescentes españoles crecen con la nada en su cerebro, y con un mensaje embutido en el córtex: todo es gratis, nada cuesta esfuerzo. En medio de teorías constructivistas y curanderos-pedagogos, actualmente está alcanzando la mayoría de edad un ejército de semianimales iletrados, que ni tienen formación humanística, ni saben nada de ciencia, ni tampoco han estudiado un oficio. Conozco a varios. Acaban de cumplir 18, el único libro que han leído en su vida es El código Da Vinci, no emiten frases con estructura sujeto-verbo-complementos, les gustan las películas de multicines y oye, están a punto de empezar una carrera de ciencias sin recordar cuál es el cuadrado de una suma.

3) Vivir de los demás. En España domina la cultura de la subvención. Papá Estado te ayuda pero a la vez te controla, papá Estado te paga pero a la vez te vigila. Papá Estado te compra. Le das una patada a una piedra y te salen veintiséis funcionarios, los centros de salud de atención primaria están colapsados por personas que no cotizan a la seguridad social, la cantidad de población que vive de la agricultura subvencionada sigue siendo desorbitada y las promesas electorales suelen rezumar proclamas de dinero fresco de las arcas públicas a cambio de no se sabe muy bien qué. Los políticos nacionalistas negocian estos días los presupuestos generales del Estado con una sola idea en la cabeza: pedir dinero público, pedir dinero público como si el Ministerio de Economía fuera un rastro, un mercadillo en el que se regatean y adjudica dinero para comunidades autónomas, como si fueran inversiones en compartimentos estancos y no inversiones en servicios al conjunto de la población.

De todas formas, pese a los problemas y retos que tiene España en el futuro inmediato, podemos estar bien tranquilos. Nuestro presidente, José Luis Rodríguez, es un sagaz gestor que, con su conocida habilidad, sentido de Estado, honestidad y transparencia, será capaz de analizar, planificar y salir al paso de estos desafíos. Junto a su hombre de confianza, el inteligente y carismático Pepiño, José Luis Rodríguez llevará a nuestro país a las más elevadas cotas de trascendencia internacional, siendo la envidia y el modelo que seguir por parte de todo el mundo desarrollado.