El líder de los nacionalistas catalanes de todos los partidos, Artur Mas, anda por ahí explicando que le parece muy mal que hayan venido hoy José Luis Rodríguez y Ángel Acebes a apoyar a los candidatos de sus respectivos partidos.
Los partidos, explica Mas, deben dar todo el protagonismo a sus líderes catalanes. La prueba, cuenta Mas, de que Cataluña va a estar gobernada desde Madrit (¡Madrit, Madrit! sueltan los nacionalistas cada 2-3 minutos) es que Zapatero apoya a Montilla.
Sorprenden estas apostillas del candidato favorito a presidir la Generalitat, favorito de Zapatero, incluso. Yo desde luego prefiero que Cataluña esté gobernada supuestamente desde Madrit, si eso significa que vamos a evitarnos la gestión de un exdirectivo de Casinos de Cataluña y de La Seda de Barcelona durante los 90, dos empresas por todos conocidas por su transparente, incorruptible y eficaz gestión en aquellos años.
Sorprende también que Mas critique a los que vienen a hacer campaña desde fuera de Cataluña, podría haber abroncado en público el otro día a Josu Jon Imaz, que no es precisamente un català de socarrel, en lugar de agradecerle su apoyo en el mitin de CIU. Lo que ocurre es que algunos partidos tienen la suerte de estar implantados en toda España y tener líderes nacionales (o como queramos llamar a Zapatero), en lugar de estar centrados y concentrados en una micronación identitaria a imagen y semejanza del propio Artur Mas y de su partido, esclava de sus mitos y ensimismada en sus naderías. Sí, yo entre Mas y Montilla, prefiero a Montilla, porque roba lo mismo pero engaña menos. El PP de Cataluña debería ofrecerle sus votos al carismático candidato socialista en lugar de tratar de seducir a CIU sin esperanzas ni convencimiento.
Los partidos, explica Mas, deben dar todo el protagonismo a sus líderes catalanes. La prueba, cuenta Mas, de que Cataluña va a estar gobernada desde Madrit (¡Madrit, Madrit! sueltan los nacionalistas cada 2-3 minutos) es que Zapatero apoya a Montilla.
Sorprenden estas apostillas del candidato favorito a presidir la Generalitat, favorito de Zapatero, incluso. Yo desde luego prefiero que Cataluña esté gobernada supuestamente desde Madrit, si eso significa que vamos a evitarnos la gestión de un exdirectivo de Casinos de Cataluña y de La Seda de Barcelona durante los 90, dos empresas por todos conocidas por su transparente, incorruptible y eficaz gestión en aquellos años.
Sorprende también que Mas critique a los que vienen a hacer campaña desde fuera de Cataluña, podría haber abroncado en público el otro día a Josu Jon Imaz, que no es precisamente un català de socarrel, en lugar de agradecerle su apoyo en el mitin de CIU. Lo que ocurre es que algunos partidos tienen la suerte de estar implantados en toda España y tener líderes nacionales (o como queramos llamar a Zapatero), en lugar de estar centrados y concentrados en una micronación identitaria a imagen y semejanza del propio Artur Mas y de su partido, esclava de sus mitos y ensimismada en sus naderías. Sí, yo entre Mas y Montilla, prefiero a Montilla, porque roba lo mismo pero engaña menos. El PP de Cataluña debería ofrecerle sus votos al carismático candidato socialista en lugar de tratar de seducir a CIU sin esperanzas ni convencimiento.
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Y ya de paso, todos sabemos que Cataluña es una potente región de España. Sin embargo, desde hoy Andalucía tendrá que conformarse con ser realidad nacional.