Si decíamos anteayer que El Mundo está hecho a imagen y semejanza de su director, no podemos decir menos de Libertad Digital respecto de su impulsor y máximo estandarte. LD se puso en marcha en la primavera de 2000 y fue uno de los primeros experimentos que intentaron ser un medio de comunicación para las grandes masas exclusivamente desde Internet.
En sus inicios, Libertad Digital fue un oasis de liberalismo en medio de toda la infecta marea de progresismo institucionalizado apoteósico, en un país paradójicamente gobernado por la derecha con mayoría absoluta. LD criticaba, porque era justo, al presidente del gobierno por pasar las Navidades con Arafat el Servilletas y defendía, porque era justo, al lelo de Rodríguez Zapatero por proponer aquella reforma fiscal con tipo impositivo único, de la que nunca más se supo. LD defendía las reformas del sistema de protección del desempleo y del plan de empleo rural que Aznar intentó aprobar frente al fascismo sindical, porque eran (y son) unas reformas absolutamente necesarias, y resaltaba el grandísimo descaro de Jesús Tippex Caldera en la comisión de investigación del Prestige.
Ah, qué se hizo de aquella Libertad Digital: ya no es lo que era. Y quizás ya no lo es porque LD ha conseguido ser el medio de referencia en cuanto a información política en Internet. Sus titulares son en ocasiones tan sectarios que consiguen el efecto contrario al deseado: Javier Rubio no se da cuenta de que los que leemos Libertad Digital ya estamos convencidos, y como mucho buscamos algún buen artículo, si bien cada vez son menos.
Habrá lectores a los que los chats con César Vidal y la bitácora de Luis del Chino les parecerán estupendos, pero a mí el primero ya me aburre y el segundo ya no me interesa. Tal vez es que mi vida será cada vez más mustia o algo así, pero a mí me da la sensación de que años atrás LD era distinta. Era liberal, vaya. ¿No les parece?
Libertad Digital
Pros: Carlos Rodríguez Braun, las viñetas deCox&Forkum y los números atrasados de La ilustración liberal.
Contras: la misma columna todos los días de Amando de Miguel; Ignecio Villa y su "El gobierno ha tocado fondo"; Luis del Chino.
En sus inicios, Libertad Digital fue un oasis de liberalismo en medio de toda la infecta marea de progresismo institucionalizado apoteósico, en un país paradójicamente gobernado por la derecha con mayoría absoluta. LD criticaba, porque era justo, al presidente del gobierno por pasar las Navidades con Arafat el Servilletas y defendía, porque era justo, al lelo de Rodríguez Zapatero por proponer aquella reforma fiscal con tipo impositivo único, de la que nunca más se supo. LD defendía las reformas del sistema de protección del desempleo y del plan de empleo rural que Aznar intentó aprobar frente al fascismo sindical, porque eran (y son) unas reformas absolutamente necesarias, y resaltaba el grandísimo descaro de Jesús Tippex Caldera en la comisión de investigación del Prestige.
Ah, qué se hizo de aquella Libertad Digital: ya no es lo que era. Y quizás ya no lo es porque LD ha conseguido ser el medio de referencia en cuanto a información política en Internet. Sus titulares son en ocasiones tan sectarios que consiguen el efecto contrario al deseado: Javier Rubio no se da cuenta de que los que leemos Libertad Digital ya estamos convencidos, y como mucho buscamos algún buen artículo, si bien cada vez son menos.
Habrá lectores a los que los chats con César Vidal y la bitácora de Luis del Chino les parecerán estupendos, pero a mí el primero ya me aburre y el segundo ya no me interesa. Tal vez es que mi vida será cada vez más mustia o algo así, pero a mí me da la sensación de que años atrás LD era distinta. Era liberal, vaya. ¿No les parece?
Libertad Digital
Pros: Carlos Rodríguez Braun, las viñetas deCox&Forkum y los números atrasados de La ilustración liberal.
Contras: la misma columna todos los días de Amando de Miguel; Ignecio Villa y su "El gobierno ha tocado fondo"; Luis del Chino.