Las elecciones autonómicas catalanas son como el campeonato del mundo de bobsleigh: siempre acaban ganando los mismos.
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Hay que felicitar a la dirección del PP catalán por su excelente resultado y su eficaz estrategia. La mordaz decisión de colocar como cabeza de lista por Gerona a un exmilitante de Unió Democràtica de Catalunya para arrastrar el voto nacionalista más moderado ha permitido que el partido más grande del parlamento europeo haya quedado por detrás de Izquierda Unida en Gerona. Sin duda un acierto.
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Yo no he votado a los progres Ciutadans, pero me alegro de que hayan entrado en el Parlament. Mientras me recupero del pequeño tropezón de ayer y me pregunto qué hacer con el PPC para remontar el vuelo, creo que esta legislatura va a ser divertida: porque el jovenzuelo Rivera y el cincuentón Piqué van a competir ahora por ser el jefe moral de la oposición, porque al otro lado vamos a tener el govern del 3% (Artur Mas presidente con los votos de los chicos de Montilla) y porque en medio, contra sociovergentes y ciutaconservadores, van a estar Carod y el Tirano Saura.