Onda Cero, emisora fundada a principios de la década de los noventa, fue inicialmente lanzada por la ONCE (y de ahí la elección de ese nombre para la cadena, ONda CEro) en tiempos de Miguel Durán, cuando los ciegos se dieron cuenta de que podían utilizar su organización y la venta de sus cupones para meterse en negocios empresariales, desde los medios de comunicación hasta las promociones inmobiliarias pasando por inversiones en fondos de capital riesgo, y trincar así todo lo que pudieran.
Los más puristas dirán que Onda Cero no puede ser catalogada como un medio que forme parte del ejército de Pancho Villa. Onda Cero es en la actualidad una tribuna bastante curiosa, básicamente porque hay libertad de opinión. Y eso, con los tiempos que corren, es un lujo. Yo no soy partidario de la pluralidad ni el equilibrio de opiniones, entendido ello como una especie de reparto proporcional de voceros adscritos a diversas ideologías, y en ese sentido no parece que Onda Cero sea plural, cosa que ya me parece bien. No es plural, pero sí es libre. Yo no me imagino a nadie en la Cope diciendo que Luis del Chino es un sinvergüenza, ni por supuesto veo tampoco a nadie en la SER criticando al imbécil de Susote de Toro, simplemente porque es un chico Prisa. Y en Onda Cero sí es posible, al menos a día de hoy.
Onda Cero no es una radio de derechas, pero Carlos Herrera es un tipo muy inteligente. Onda Cero no es una abanderada sin reservas de la causa antizetapé, pero al menos no sigue los dictados de Moncloa. El programa de Gomaespuma es francamente aburrido y no sé exactamente qué pinta Isabel Gemio los fines de semana, pero Carlos Alsina es interesante, pese a sus chistes sin gracia. O sea que Onda Cero sí, a pesar de sus titubeos progres, porque no está mal para alguien que pretenda irse a la cama sin oír a aduladores de ZP ni a pedantes monocordes.
Onda Cero
Pros: Carlos Herrera, Carlos Alsina y Juan Pablo Colmenarejo.
Contras: Fernando Ónega (que adula al gobierno en una frase y a la siguiente al PP para compensar, o viceversa), Pepe Oneto (el hombre que todo lo sabe y con todos se reúne) y Casimiro García-Amarillo.
Los más puristas dirán que Onda Cero no puede ser catalogada como un medio que forme parte del ejército de Pancho Villa. Onda Cero es en la actualidad una tribuna bastante curiosa, básicamente porque hay libertad de opinión. Y eso, con los tiempos que corren, es un lujo. Yo no soy partidario de la pluralidad ni el equilibrio de opiniones, entendido ello como una especie de reparto proporcional de voceros adscritos a diversas ideologías, y en ese sentido no parece que Onda Cero sea plural, cosa que ya me parece bien. No es plural, pero sí es libre. Yo no me imagino a nadie en la Cope diciendo que Luis del Chino es un sinvergüenza, ni por supuesto veo tampoco a nadie en la SER criticando al imbécil de Susote de Toro, simplemente porque es un chico Prisa. Y en Onda Cero sí es posible, al menos a día de hoy.
Onda Cero no es una radio de derechas, pero Carlos Herrera es un tipo muy inteligente. Onda Cero no es una abanderada sin reservas de la causa antizetapé, pero al menos no sigue los dictados de Moncloa. El programa de Gomaespuma es francamente aburrido y no sé exactamente qué pinta Isabel Gemio los fines de semana, pero Carlos Alsina es interesante, pese a sus chistes sin gracia. O sea que Onda Cero sí, a pesar de sus titubeos progres, porque no está mal para alguien que pretenda irse a la cama sin oír a aduladores de ZP ni a pedantes monocordes.
Onda Cero
Pros: Carlos Herrera, Carlos Alsina y Juan Pablo Colmenarejo.
Contras: Fernando Ónega (que adula al gobierno en una frase y a la siguiente al PP para compensar, o viceversa), Pepe Oneto (el hombre que todo lo sabe y con todos se reúne) y Casimiro García-Amarillo.