"Sé que desde la derecha política, cultural y social, se va a desencadenar en mi país una ofensiva". Son las palabras del lehendakari gallego, Emilio Pérez, uno de los políticos más parecidos al presidente del gobierno, José Luis Rodríguez.
Uno de los elementos que tienen en común es su gusto por decir tonterías (por ejemplo, hablar de votar en clave de país para justificar que las elecciones autonómicas no coincidan con las europeas, duplicando así el gasto público y el número de presidentes de mesa a los que se les amarga un domingo). Pero lo de la derecha política, cultural y social no es ninguna tontería: es una técnica, cuya eficacia desconozco, que consiste en descalificar a la derecha adjetivándola. La adjetivación de la derecha es casi obligada. La izquierda se basta consigo misma, sin adjetivos.
Uno de los elementos que tienen en común es su gusto por decir tonterías (por ejemplo, hablar de votar en clave de país para justificar que las elecciones autonómicas no coincidan con las europeas, duplicando así el gasto público y el número de presidentes de mesa a los que se les amarga un domingo). Pero lo de la derecha política, cultural y social no es ninguna tontería: es una técnica, cuya eficacia desconozco, que consiste en descalificar a la derecha adjetivándola. La adjetivación de la derecha es casi obligada. La izquierda se basta consigo misma, sin adjetivos.