La clase política suele olvidarse de que su función es entorpecer lo menos posible en la vida de los ciudadanos y en todo caso intentar resolver problemas, no crearlos. Es de suponer que el mismo día en que siguen apareciendo boquetes por las obras del metro en Barcelona y se anuncia el traslado de una fábrica de bombillas filial de Phillips desde la Zona Franca de Barcelona hasta Polonia, con el consiguiente despido de 161 empleados, algún que otro político puede pensar en posibles soluciones, y quizás los haya. Pero no todos.
Algunos, como el conseller en cap de la Generalitat de Catalunya, han estimado que no tenemos problemas, y por lo tanto no tienen tarea. Y dicho y hecho, Josep Bargalló se ha marchado a visitar el Parlamento Vasco y a su presidente, Juan María Atutxa. Bargalló ha engendrado unas declaraciones, que sin duda cambiarán el rumbo del país dada su autorizada voz y su experiencia en la lucha antiterrorista, pidiendo que Batasuna se pueda presentar nuevamente a las elecciones vascas.
Dado que el señor Bargalló sabe que los integrantes de Batasuna dan respaldo político a ETA; dado que sabe también que hay integrantes de Batasuna que han sido o son miembros de ETA; dado que es consciente de que hubo boletines internos de ETA en los que la banda admitía que la no presencia de concejales de Batasuna en ningún municipio vasco había resentido significativamente su financiación; dado que el conseller en cap conoce también que los miembros de Batasuna utilizan sus declaraciones públicas, en el Parlamento o fuera de ellas para verter, de parte de ETA, amenazas a los que no piensan como Bargalló; dado que, en definitiva, Batasuna es ETA; una de dos: o Josep Bargalló es un proetarra o es completamente imbécil.
Seamos benevolentes y supongamos que Bargalló es tan sólo un patán, esto es, un político al uso que es capaz de soltar memeces sin sonrojarse, algo que, sin duda, debe conservar de su época en que trabajaba como guionista de Andreu Buenafuente.
Algunos, como el conseller en cap de la Generalitat de Catalunya, han estimado que no tenemos problemas, y por lo tanto no tienen tarea. Y dicho y hecho, Josep Bargalló se ha marchado a visitar el Parlamento Vasco y a su presidente, Juan María Atutxa. Bargalló ha engendrado unas declaraciones, que sin duda cambiarán el rumbo del país dada su autorizada voz y su experiencia en la lucha antiterrorista, pidiendo que Batasuna se pueda presentar nuevamente a las elecciones vascas.
Dado que el señor Bargalló sabe que los integrantes de Batasuna dan respaldo político a ETA; dado que sabe también que hay integrantes de Batasuna que han sido o son miembros de ETA; dado que es consciente de que hubo boletines internos de ETA en los que la banda admitía que la no presencia de concejales de Batasuna en ningún municipio vasco había resentido significativamente su financiación; dado que el conseller en cap conoce también que los miembros de Batasuna utilizan sus declaraciones públicas, en el Parlamento o fuera de ellas para verter, de parte de ETA, amenazas a los que no piensan como Bargalló; dado que, en definitiva, Batasuna es ETA; una de dos: o Josep Bargalló es un proetarra o es completamente imbécil.
Seamos benevolentes y supongamos que Bargalló es tan sólo un patán, esto es, un político al uso que es capaz de soltar memeces sin sonrojarse, algo que, sin duda, debe conservar de su época en que trabajaba como guionista de Andreu Buenafuente.