viernes, febrero 09, 2007

Carnaval y fascismo


La medida cautelar del juez titular del juzgado número 1 de lo contencioso administrativa de Santa Cruz de Tenerife, en virtud de la cual se suspenden los actos festivos en la vía pública es, ante todo, un homenaje al buen gusto.

Pero es mucho más. Por primera vez en España una decisión judicial deja claro que el derecho al descanso de un solo ciudadano es un derecho fundamental por encima de cualquier celebración "del pueblo", ese ente abstracto y repugnante; que los decibelios que se cuelan por las ventanas de los domicilios son tan intromisión en la intimidad como cualquier presencia física no deseada; que lo importante son los individuos y no las gilipolleces colectivas. La sociedad no es más que la suma de los individuos, el todo no es más que la suma de las partes y ningún festejo multitudinario puede amalgamar el sagrado derecho que cada persona tiene a no ser molestada dentro de su propiedad privada.

Además de los fundamentos estéticos que sin duda impulsan a rechazar el Carnaval de Tenerife, con sus 7 días y 7 noches consecutivas de mierda sin interrupción, es muy significativa la reacción de la mayoría de tinerfeños a la suspensión cautelar. "Estos vecinos que se han quejado seguro que no son de aquí", "Al que no le guste que se vaya", "Si es una tradición, cómo se atreven", "Habrá Carnaval diga lo que diga el juez". Reacciones, todas ellas, cargadas de fascismo, fascismo desenfrenado y desenfadado, con naturalidad. Reacciones calcadas a las que en el País Vasco suscitan por parte de los proetarras y compañía las demandas de los no nacionalistas. Ausencia absoluta de respeto a la libertad individual y a las decisiones judiciales.

Los que se vayan a quedar sin Carnaval, que se jodan, que se fastidien. Que se marchen ellos de Tenerife, que se larguen a celebrarlo a una montaña, lejos de civilización próxima. Y que se queden ahí, de paso, con sus disfraces, sus carrozas, su música a toda leche y lo que necesitan meterse en el cuerpo para aguantar siete días de fiesta.


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Que alguien avise a la ministra Salgado: anoche, Cayetana Guillén-Cuervo apareció en su programa de La2 fumándose un porro y consumiendo alcohol. Sí, sí, un porro de verdad, compartiéndolo con la invitada. ¿Se puede consumir marihuana pero no tabaco en los centros de trabajo?