jueves, febrero 22, 2007

FJL , Alcaraz y el PP


El 15 de diciembre de 2004 la comisión de investigación, o lo que fuera, sobre los atentados del 11M, procedió a recibir las dos últimas comparecencias en el Congreso de los Diputados: la de la presidenta de la Asociación de Afectados por el 11-M, Pilar Manjón, y la del presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, José Alcaraz.

A la mañana siguiente, Federico Jiménez Losantos abrió su programa criticando justamente a la Manjón, por sectaria, y a Alcaraz, por payaso. El prestigioso FJL afirmó que era indecente que la Asociación de Víctimas del Terrorismo tuviera como portavoz a un personaje de tan limitada habilidad oratoria y tan evidente carencia de formación. El orate Losantos sugirió a la AVT que se buscaran a otro líder más potable, más capacitado, menos ridículo.

Más de dos años después, el mismo FJL que proclamaba lo evidente, que Alcaraz es un personaje pintoresco que sólo con cuidar un poco la gramática ya mejoraría notablemente, es ahora el principal defensor de este especialista en regeneración capilar. Parece que Alcaraz y Losantos pretendan cargarse lo único que todavía es respetuoso con la arquitectura institucional española, que es el Partido Popular. Por fortuna, el PP ha dejado bien claro que este sábado va a apoyar la convocatoria de la AVT en contra de los posibles beneficios penitenciarios para el terrorista De Juana pero en ningún caso en contra de ninguna resolución judicial. Porque el PP no es un partido fascista, y sólo los fascistas pretenden pasar por encima de la independencia del poder judicial, caso del lehendakari, recientemente vitoreado por sus euskonazis frente al Tribunal Superior de Justicia del País Vasco.

Yo era un oyente adicto a FJL en su etapa en La linterna, un oyente frecuente de FJL en su primera etapa en La mañana y un ex oyente aburrido y hastiado en la actualidad. Si él pretende influír hasta el punto de mandar en el PP tal como Polanco lo ha hecho con el Psoe desde 1982, que se espabile, que busque su pandilla entre los Peones Negros y sus extrañas compañías diversas, y lo intente. Pero con la gente que piensa por sí misma que no cuente.